Agencias-Redacción - "Bromeamos con la idea de que tenemos
peces por control remoto. Sorprende a los visitantes", dice Schaefer
mientras se quita su guante quirúrgico.
Schaefer trabaja para impedir que el atún llegue a ser una especie en peligro de
extinción y forma parte de un grupo de biólogos marinos estadounidenses de la
Comisión Inter-Americana del Atún Tropical (CIAAT), que está estudiando al
atún de aleta amarilla en Panamá.
Se sabe muy poco sobre los primeros años de vida del pez, lo que le hace muy
vulnerable al exceso de capturas, pues es un manjar muy solicitado. "Los bancos
mundiales de pesca están bajo presión", sostiene Vernon Scholey, director de las
instalaciones de la CIAAT en Panamá, conocidas como las Achotinas y situadas en
la punta sur de la península del Azuero, en el centro de Panamá.
"Con los conocimientos que extraemos de nuestras investigaciones, esperamos
poder indicar a la industria pesquera cuánto atún pueden capturar, sin poner en
peligro a la especie", añadió Scholey.
El atún es el pescado que más se consume, sobre todo en conserva, en el mundo.
Ha generado más de 4.000 millones de dólares en beneficios en 2002, afirma la
CIAAT. Es muy popular en Japón, donde en enero de 2001 un atún aleta azul de más
de 200 kilos fue subastado por casi 200.000 dólares, según el libro Guiness de
los Récords.
El aleta amarilla no llega a semejantes precios, pero es uno de los pescados más
importantes del Pacífico este, y llega a servirse por 30 dólares en restaurantes
estadounidenses.
Todavía no está en peligro de extinción, pero las capturas se están
incrementando vertiginosamente. Entre enero y septiembre de 2002, el número de
capturas aumentó un 35 por ciento respecto a 1997, según cifras de la CIAAT.
Para mantener estables los bancos de atún aleta amarilla, la comisión propone
cada año una cuota a los pescadores, pero en 2002, en vez de publicar la cuota
habitual, prohibió totalmente las capturas por un mes.
"Mandamos embarcaciones de inspectores encargados de verificar que no se
pesca atún desde California hasta Chile, llegando al este hasta Hawai y la
Polinesia francesa", declaró desde el cuartel general de la CIAAT en La
Jolla, California, el director de la comisión, Robin Allen.
Atún informatizado
En un importante esfuerzo encaminado tanto a conocer como a proteger al atún,
los gobiernos miembros de la CIAAT, entre ellos México, Francia, Japón y Estados
Unidos, establecieron el complejo de las Achotinas en Panamá, que se encarga del
estudio del aleta amarilla desde 1993.
El centro es en la actualidad uno de los pocos en todo el mundo que tiene a
atunes vivos en cautiverio en un hábitat controlado, además de ser el único
laboratorio con atunes desovando varios millones de huevas al día.
"A través de nuestros experimentos, intentamos encontrar pequeñas diferencias
en cómo pueden llegar a sobrevivir las huevas en pleno océano", dice Scholey.
Al laboratorio todavía le quedan cinco años por delante para estar en
condiciones de tener material suficiente como para poder hacer recomendaciones a
la CIAAT.
Pero un ambicioso experimento que consiste en implantar pequeñas computadoras de
16 megabytes en 17 atunes, busca averiguar cómo afectan las temperaturas del mar
en los hábitos de alimentación y reproducción de los atunes.
"Con esa información, podríamos saber acerca del comportamiento de los atunes
en el océano abierto, estimar su ritmo de reproducción y su posición en el
océano", explicó Scholey, un biólogo irlandés quien vive en Seattle y ha
estudiado los atunes en Japón.
A un costo de 1.500 dólares cada una, las computadoras en los atunes pueden
grabar hasta cinco años de información acerca de la vida de la especie.
Según Schaefer, el laboratorio de las Achotines aún está probando para ver si
las computadoras afectan el crecimiento o ritmo de desarrollo del atún .
Gracias a la tecnología avanzada, en un futuro todos los datos de las Achotinas
podrán estar coordinados con los del cuartel general de la CIAAT para poder
proteger mejor al atún.
"Idealmente, podremos avisar a los pescadores los períodos cuando el atún es
más vulnerable", Scholey.