Para Imanol Arias, que ayer cumplió los 47, el problema del actor es que "al ir teniendo una edad deja de trabajar en el cine joven", y además "pierde ingenuidad y se hace más previsible", y en su caso, opinó que "el éxito internacional me llegó de joven, y ahora me llega por la televisión".

Sobre las diferencias entre hombre y mujer, Arias apuntó que el cine "convierte a la mujer en algo que no puede variar con el tiempo, y eso es antinatural", mientras que los hombres "estamos liberados de esa responsabilidad", y "somos el vehículo del espectador para conseguir el objeto de deseo, que es la actriz joven".

Marisa Paredes, de 57 años, cree que a ella le llegó "el reconocimiento a partir de los 45", y rechaza que la discriminación de la mujer por razones de edad "se produzca sólo en el cine español, porque ocurre lo mismo en todo el cine mundial, y Meryl Streep se queja de eso y Lauren Bacall también me lo dijo".

Juanjo Puigcorbé, que en julio cumplirá 48, piensa que la diferencia a partir de los 40 es que "nos empiezan a llamar señor", aunque añadió en tono jocoso que también "hay algo definitivo, que nunca saldremos en 'El País de las Tentaciones'".

A sus 56 años, Mercedes Sampietro considera que "lo bueno" de esta etapa de madurez es que "se es más consciente de lo que se hace", y coincidió en que el cine "fundamentalmente se nutre de gente joven y los guionistas no abordan las problemáticas de la gente mayor".

Por último, José Coronado, de 46 años, incidió en que desde los 40 "se pueden acometer papeles de más calidad y de forma menos tensa que antes".