Es la primera estación de estas características que opera en
la Unión Europea y la tercera en el ámbito mundial en la que el hidrógeno se
produce en la propia estación mediante transformación de gas natural. La
inversión total del proyecto asciende a 2.000.000 euros.
La estación de servicio, que ocupa una superficie de 1.100 m2 está situada en
las cocheras de Fuencarral de la EMT. Se compone de una planta de producción de
hidrógeno, de un sistema de almacenamiento del mismo y de un surtidor de llenado
rápido, incorporando los sistemas de seguridad y control necesarios.
Cada una de las empresas que conforman el Grupo esH2 aporta su experiencia
especifica. Gas Natural SDG y Repsol YPF producen el hidrógeno en la propia
estación de servicio mediante una micro planta de reformado de vapor a partir de
gas natural. Air Liquide ha desarrollado con tecnología propia el surtidor de
llenado rápido, capaz de repostar cada autobús en 15 minutos y ha instalado unos
semi-remolques para el almacenamiento del hidrógeno en la estación.
Por su parte, la EMT, promotora del proyecto, ha habilitado las infraestructuras
necesarias para el funcionamiento de la estación, así como de la obra civil.
Igualmente, se hará cargo de la utilización de la estación para el llenado de
depósitos de hidrógeno de los autobuses. El Grupo esH2 proporciona a la EMT el
asesoramiento y apoyo necesarios en los aspectos tecnológicos, de seguridad y de
calidad relacionados con el suministro del hidrógeno.
Esta iniciativa se inscribe dentro de los proyectos europeos CUTE (Clean Urban
Transport for Europe ) y CITYCELL, cuyo objetivo es demostrar la viabilidad y
las ventajas del hidrógeno como combustible para el transporte público urbano.
Estos proyectos se desarrollan en doce ciudades europeas, siendo Madrid la
primera de la Unión Europea en la que van a circular estos autobuses ecológicos
equipados con un sistema de pila de combustible alimentada con hidrógeno que no
produce emisiones contaminantes.
La puesta en marcha de este proyecto constituye un paso más hacia un transporte
más limpio por sus ventajas medioambientales. Los autobuses eléctricos con pilas
de combustible alimentadas con hidrógeno contribuyen a la reducción de las
emisiones contaminantes a la atmósfera, ya que el subproducto que se genera es
vapor de agua. Además, la contaminación acústica también se reduce
sensiblemente.
Este tipo de autobuses contribuye, por otra parte, a la consecución de los
objetivos del Protocolo de Kyoto mediante la reducción de emisiones de CO2
causantes del cambio climático. El grado de desarrollo de las tecnologías de
hidrógeno y de pilas de combustible hace que los expertos auguren que su
implantación masiva a costes competitivos se pueda producir dentro de unas
décadas.