Agencias - Realizar vuelos de más de tres horas puede
provocar la aparición del temido síndrome de la clase turista, una patología
desconocida hasta hace unos años pero cuya incidencia aumenta en la medida en
que crece el número de personas que viajan en avión. Sin embargo, este cuadro,
que aparece por estar inmóvil mucho tiempo, no es privativo de los pasajeros que
realizan trayectos aéreos, ya que también afecta a quienes se desplazan en coche
o en autobús y, en consecuencia, están mucho tiempo sin moverse.
El ambiente seco, la inmovilidad de las extremidades, los asientos estrechos y
sin amplitud, así como la deshidratación constituyen factores que pueden
producir la obstrucción del flujo sanguíneo debido a la presión que se ejerce
sobre las venas. Al dificultarse la circulación de la sangre, aumenta la
formación de coágulos capaces de generar episodios de trombosis venosa profunda
y que, incluso, resultan mortales cuando el trombo invade los pulmones. No
obstante, la mayoría de los trombos desaparecen en cuanto la persona se pone de
pie y empieza a caminar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) inició en 2002 un estudio para
precisar la relación entre la trombosis venosa profunda y los vuelos en avión de
larga duración. Hasta que se disponga de una información más completa y
detallada -las investigaciones se prolongarán hasta el 2006-, especialistas
españoles pertenecientes a la Fundación para el Estudio y Prevención de
Enfermedades de las Venas (FESPREV) han elaborado un documento que contiene
algunas recomendaciones básicas.
Mover las piernas cada cierto tiempo realizando contracciones que faciliten la
circulación, dar vueltas por el pasillo, beber suficiente agua para evitar la
deshidratación, llevar ropa cómoda y los zapatos desabrochados, evitar el
alcohol y las bebidas con cafeína, y no cruzar las piernas si se va a dormir,
son los principales consejos facilitados por los expertos médicos.
Tomar aspirina
El ácido acetilsalicílico o aspirina desempeña también un papel importante en la
prevención de este síndrome, y así lo asegura Farol Kahn, responsable del
Instituto para la Salud en la Aviación del Reino Unido: "Es aconsejable
ingerir aspirina antes de tomar el vuelo y durante dos o tres días después del
mismo, ya que el riesgo de padecer una trombosis se reduce hasta en un tercio
como mínimo".
Esta idea es corroborada por un estudio realizado en Australia, Nueva Zelanda,
Sudáfrica, Suecia y Reino Unido a 17.000 pacientes de hospitales, que concluye
que bajas dosis de este medicamento pueden reducir en un 30% el riesgo de sufrir
una trombosis venosa aguda.
La trombosis del viajero fue descrita por primera vez en una revista médica en
1968, aunque el término síndrome de la clase turista no apareció hasta 1998