(Agencias) Las aventuras amorosas fuera de la pareja estable son tan antiguas
como la propia institución matrimonial, pero Internet, que ofrece posibilidades
prácticamente infinitas de comunicación, ha abierto la veda a una amplia gama de
"ciberinfidelidades" difíciles de concebir sólo unos años atrás. Hasta tal punto
ha hecho mella la red en la vida sexual de los estadounidenses que comienza a
ser objeto de libros y disertaciones doctorales, como una realizada
recientemente en la Universidad de Florida. Este estudio encontró que las
relaciones que comienzan en los chat se han convertido en una de las principales
causas de ruptura entre las parejas estables.
"Nunca antes había sido tan fácil para los hombres y mujeres casados buscar
una aventura", señala Beatriz Avila Mileham, autora de la investigación.
"Con el cibersexo", indica Mileham, "no hay ninguna necesidad de viajar a
oscuros hoteles. Una relación 'online' puede tener lugar en la misma habitación
donde está el otro esposo", afirma. La cosa suele comenzar de la manera más
inocente, con un intercambio de ideas que rápidamente enciende el deseo sexual
de la otra parte, indica Mileham, que aconseja que Internet se convierta en
parte fundamental de las discusiones premaritales.
Al Cooper, autor del libro "Sexo e Internet" también cree que lo que
comienza como un simple coqueteo muchas veces termina en divorcio, con la
agravante de que la mayoría de los hombres creen que este comportamiento no
constituye adulterio.
Una tercera parte de los pleitos legales que terminan en divorcio tienen su
origen en aventuras amorosas con red de por medio, señalan los administradores
de Infidelitycheck, que aseguran que entre el 8 y el 10 por ciento de los
usuarios de Internet se enganchan al cibersexo. Ahogados por los celos y la
incertidumbre, muchos hombres y mujeres tradicionalmente contrataban agencias de
detectives privados que confirmasen sus sospechas. Pero esto era, claro, en otra
época. Ahora florecen los sitios de Internet que ofrecen consejos (por ejemplo,
colocar la computadora personal en un lugar bien visible en el hogar) y la
posibilidad de compartir triquiñuelas y penas con otros cónyuges traicionados.
Además, estas páginas venden material de "apoyo". Chatcheaters, por
ejemplo, ofrece un artilugio especial para seguir vehículos, así como programas
informáticos espía. Programas como SpyAgent (que se vende por cerca de
cincuenta dólares, unos 44 euros) rastrean las actividades del usuario en
páginas de Internet y de servicios de mensajes instantáneos, y envían después un
correo electrónico con el resumen de las acciones sospechosas.
De esta manera, resulta fácil pillar a la pareja con las manos en la masa, en
salas de charla tipo "Married and Flirting" ("casado y coqueteando", en
inglés), que son lugares adonde se acude con el propósito de lanzar una cana al
aire. Pero, a pesar de programas espía como estos, todo indica que el fenómeno
continuará creciendo, igual que la mayoría de las actividades de la Red.