Los jueces decidieron de forma unánime que el propietario de una página web
al que otro tribunal inferior había prohibido publicar los códigos informáticos
que sirven para copiar películas no está protegido por las leyes relativas a la
libertad de expresión.
El Tribunal Supremo señaló que la protección de los secretos empresariales
-en este caso, los códigos informáticos- está por encima de la libertad de
expresión. Los jueces no determinaron si el código informático en cuestión
constituye o no un secreto comercial, dada la amplia difusión de este programa,
y dejaron que un tribunal inferior decida al respecto.
El caso se refiere a Andrew Bunner, un programador informático de San
Francisco que en 1999 colocó en la Internet un software que permite romper el
encriptado que protege a las películas en formato DVD. La Asociación de Control
de Copias de DVD, dependiente de los principales estudios de Hollywood, demandó
a este y otros programadores haciendo uso de una ley que protege los secretos
comerciales. Un tribunal de San José obligó a Bunner -quien no escribió el
código, sólo lo colocó en la Internet- a retirar este contenido de la red, pero
un Tribunal de Apelaciones decidió que la libertad de protección debe estar por
encima de la protección de secretos comerciales.
La industria del DVD argumentó que los secretos comerciales pueden quedar
desprotegidos si los usuarios informáticos tienen libertad para publicarlos en
la red