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Rusia producirá en serie las botas de siete leguas de Pulgarcito

La empresa rusa Eko-Motor, en los Urales, producirá en serie las "botas de siete leguas" de Pulgarcito, hechas realidad hace años por militares soviéticos en plena carrera armamentista entre la desaparecida URSS y Estados Unidos.


Permiten velocidades de hasta 30 Km por hora y zancadas de cuatro metros

Incorporan un motor de combustión interna que funciona con gasolina

Su consumo energetico es de 400 gr de combustible por cada 100 Km.

Se fabricaran en serie en  el 2004 y su precio rondará los 350 dólares

Agencias -Las botas prodigiosas, que pesarán poco más de un kilo y harán posibles zancadas de hasta cuatro metros y velocidades de 20-35 kilómetros por hora, empezarán a fabricarse a partir del próximo año y prometen revolucionar el transporte y abrir nuevos deportes.

La primera demostración pública del calzado del futuro tuvo lugar en Ufá en julio del 2000, y el informe de una comisión de expertos sentenció que las botas son "cómodas, fáciles de usar y, evidentemente, muy eficaces".

Según Víctor Gordéyev, director de Eko-Motor, las superbotas disminuyen el esfuerzo al caminar en casi un 50 por ciento, lo que permitirá recorrer largas distancias y economizar fuerzas.

Más parecidas a unos zancos sostenidos por resortes, las botas son accionadas por diminutos motores (30 centímetros de largo) de combustión interna que funcionan con gasóleo o gasolina y se ponen en marcha cuando la persona que los calza comienza a caminar.

El principio mecánico es sencillo: la presión de la pierna sobre la plantilla pone en funcionamiento los motores, que por la expansión del gas generan un impulso hacia arriba sobre los resortes fijados al calzado.

Tras cinco o diez minutos de aprendizaje cualquiera puede comenzar a dar zancadas de gigante, según los inventores.

Las botas, hechas de aluminio o titanio, consumirán tan solo 400 gramos de combustible por 100 kilómetros, afirman los productores.

Tan bajo consumo permitirá multiplicar el recorrido con una simple cantimplora de combustible para repostar en camino.

Igual que ocurrió con muchos otros inventos, la encarnación de las botas de Pulgarcito nació envuelta en el más estricto secreto militar.

A mediados de los años 60, las autoridades comunistas dieron luz verde a la fabricación de las superbotas para que su infantería pudiera superar la marcha de los tanques enemigos y destruirlos.

El programa avanzó hasta los primeros modelos experimentales, que fueron ensayados en un polígono militar subterráneo destinado a las pruebas de novísimos modelos de carros de combate.

Para el más sentido pesar de los generales soviéticos, algunos problemas técnicos y tecnológicos, relacionados con la producción en serie, hicieron abandonar el proyecto.
Pero la curiosa idea fue retomada en 1972 en el Instituto de Aviación de Ufá (IAU), capital de la república rusa de Bashkiria, en el Volga, cuyos profesores decidieron aprovecharlo para incentivar la creatividad de los alumnos.

La fantasía de los estudiantes desbordó los obstáculos técnicos y en 2000 las superbotas fueron patentadas por la Comisión de Inventos de Rusia, que refrendó los derechos de autor de los profesores y estudiantes de la cátedra de motores de combustión interna del IAU.

Los autores están convencidos del gran futuro de su invento, tanto en como medio de transporte en las ciudades congestionadas por el tráfico como a campo traviesa.

Las versiones "todoterreno" prometen ser de especial utilidad en operaciones de rescate en lugares accidentados, poco accesibles y de condiciones extremas.

Igual que los modelos militares, destinados para tropas de reacción rápida, que permitirán salvar obstáculos de varios metros de altura o profundidad.

Las botas de Pulgarcito vencen todos estos obstáculos, aunque hasta llegar al consumidor aún tendrán que salvar varias barreras burocráticas.

Se trata de las pruebas de rendimiento y seguridad que se requieren para un nuevo "medio de transporte", pero también está pendiente la confirmación de que el invento cumple las normas exigidas por el ministerio ruso de Industria Ligera para el calzado de fabricación nacional.

Sin embargo, Víctor Gordéyev es optimista y promete cumplir todas las formalidades en lo que resta del año.

De ser así, ya en 2004 su empresa de Cheliabinsk, región en los Urales donde están ubicadas centenares de fábricas militares, producirá 6 mil pares de botas.

Más tarde Eco-Motor promete aumentar la producción hasta 10 mil pares anuales, pues ya ahora la demanda supera esta cifra: compañías de EE UU, Inglaterra y Corea del Sur ya han hecho pedidos por un monto superior a los 10 mil pares.

La gran incógnita es el precio de mercado de las superbotas, que en una primera etapa prometen convertirse en un atractivo deporte de riesgo como el skyboard o la bicicleta de montaña.

Los autores del invento calcularon en un principio que las botas podrían rondar los 350 dólares, pero cabe esperar que su fabricación industrial y el uso del titanio en vez del aluminio en modelos de lujo y "todoterreno", eleve considerablemente el precio.
 


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domingo, 25 mayo 2014

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