Agencias - El denominado "IMing" - el acto de
intercambiar mensajes rápidos con otros usuarios de Internet - se ha convertido
en el pasatiempo más popular en el trabajo.
Igual que pasó con el e-mail hace unos años, las empresas han introducido ahora
la tecnología IM para que los trabajadores de las grandes compañías puedan
conversar de forma rápida y barata. Sin embargo, la popularidad de IM tiene sus
inconvenientes, dicen los expertos.
Como muchos usuarios creen que no pueden ser vigilados por el jefe, envían
libremente mensajes que van desde crueles comentarios sobre el pelo de un colega
a información delicada sobre importantes proyectos corporativos.
"Las empresas realmente no vigilan el IMing", dijo Nigel Hawthorn,
director europeo de marketing de Blue Coat Systems, una firma sobre seguridad en
la Web que realizó el sondeo entre 300 compañías de EEUU y Gran Bretaña, los dos
mercados de IM más importantes del mundo.
"Si uno está inclinado sobre su ordenador y tecleando, ¿quién va a saber lo
que se está escribiendo?", añadió.
El predominio de los chats personales deja a las empresas expuestas a
filtraciones empresariales e incluso a demandas, dijo Hawthorn.
En el Reino Unido, el 65 por ciento de los 204 encuestados dijeron que usan el
IM para cuestiones personales durante sus horas de trabajo, dijo el sondeo.
La mitad de las respuestas británicas admitieron utilizar un lenguaje abusivo en
su Messenger; el 40% usó el IM para conspirar con compañeros durante reuniones o
conferencias y casi una tercera parte confesó llevar a cabo "acercamientos
sexuales" en la fácilmente camuflada caja de diálogo.
Los encuestados en EEUU, mientras tanto, respondieron tener una relación más
convencional con su IM. Por ejemplo, menos de uno de cada cinco estadounidenses
respondieron que utilizan el IM para comentar algo sobre un superior o flirtear.
Una explicación para esta disparidad es la noción de Gran Hermano. Casi cerca
del 60 por ciento de los encuestados británicos no creían o no estaban seguros
de que sus conversaciones en el IM pudieran ser vigiladas por la empresa,
mientras el 71% de los estadounidenses creían - acertadamente- que los mensajes
IM pueden ser rastreados.