El "avezado" internauta cerraba los tratos mediante correos electrónicos y sus víctimas le enviaban el dinero mediante giros postales, pero recibían un paquete que contenía un ladrillo y no el teléfono móvil que creían haber comprado. Según la Policía, "la picaresca del estafador había llegado a tal límite que, para recibir los giros postales que le enviaban sus víctimas, facilitaba un domicilio ubicado en Ciudad Real que sabía que estaba deshabitado".

Así, los carteros de Correos dejaban los avisos de llegada de los giros en el buzón de este domicilio donde posteriormente eran recogidos por el joven para cobrarlos en la correspondiente estafeta.

Tras una "ardua y laboriosa" investigación, bautizada como "Operación Ladrillo", en la tarde del pasado martes el joven fue detenido en el Servicio de Correos de Ciudad Real cuando trataba de cobrar algunos de los giros postales enviados por sus víctimas. En un registro practicado en el domicilio del internauta, se intervino la CPU con la que el joven, que ha pasado a disposición judicial, se conectaba a Internet y con la que ha consumado los hechos delictivos investigados, de los que ha tenido conocimiento el juzgado de instrucción número dos de Ciudad Real