"Esto ocurre sin que el afectado se percate del robo",
dice Gisle Hannemyr, profesor de informática en la universidad de la
capital nórdica.
Para este investigador, que lleva años estudiando
el problema, "las consecuencias de un ataque ejecutado por virus espías
serán más graves cuando comiencen a propagarse gracias a internet". En el peor
de los casos el programa puede robar todos los datos necesarios para utilizar
una cuenta bancaria o apropiarse de una identidad ajena,
utilizándola posteriormente en múltiples situaciones.
"Estos virus también afectan a las terminales de
empresas que pierden cantidades millonarias, aunque rara vez admiten haber sido
víctimas de una agresión, para no perder la confianza de la clientela", añade
Knut Ivar Bratvold, copropietario de la empresa de seguridad tecnológica Aproco.
Para evitar el contagio, Hannemyr aconseja no abrir
nunca correos electrónicos de dudoso aspecto, ni la información adjunta
que llega con ellos. |