Agencias - Ciberjaya, una ciudad enteramente nueva de casi
3 mil hectáreas construidas en medio de la jungla, nació oficialmente el pasado
8 de julio de la mano del primer ministro, Mahathir Mohamad, con el firme
objetivo de acoger al mayor número de multinacionales, a las que, para animar a
que se trasladen aquí, ofrece importantes beneficios.
La ciudad es un oasis de organización en medio del desorden urbano predominante
en el Sudeste Asiático, con especial atención en la armonización de hombre con
la naturaleza y con la tecnología, al más puro estilo de las construcciones
arquitectónicas de tecnología avanzada de Dubai o Qatar.
Situada a pocos kilómetros de Putrajaya, la nueva capital administrativa de
Malasia, Ciberjaya es el centro del "Supercorredor Multimedia", una iniciativa
que conectará todo tipo de instalaciones de última generación, desde el centro
de Kuala Lumpur hasta su moderno aeropuerto internacional.
Todo ello con el fin de facilitar las comunicaciones para que las grandes
compañías puedan desarrollar su actividad en la urbe tecnológica.
De manera frenética, lo que hace poco más de dos años era una plantación de
palmeras, se va convirtiendo en bloques de oficinas, hoteles de lujo y hasta una
universidad multimedia.
Los planos urbanísticos incluyen desde centros de medicina a distancia a
comercios electrónicos, colegios interactivos, librerías "online" y cientos de
facilidades, que funcionan con energía solar.
Sin embargo, los brillos del proyecto de hacer de Malasia un centro
internacional de negocios comparable con Hong Kong y Singapur contrastan con el
hecho de que en Ciberjaya dominan aún las obras, donde inmigrantes de Bangladesh
e Indonesia trabajan sin cesar.
En la última década, los críticos han denunciado que el país ha gastado buena
parte de su fortuna en la construcción de las infrautilizadas Torres Petronas,
del aeropuerto internacional de Kuala Lumpur, e incluso en las ciudades de Putrajaya y Ciberjaya.
Concretamente, se espera que el "Silicon Valley" de Malasia cueste en torno a
los 15 mil millones de dólares para principios de la próxima década y los planes
son que, para el año 2011, resida allí una población de 120 mil personas, frente
a las 30 mil actuales.
Sin embargo, el equipo de gente que encabeza Mahathir está convencido de que
Ciberjaya va a rendir beneficios económicos al país, y será uno de los motores
que revitalicen completamente su economía tras la crisis monetaria del año 1997.
El día de la inauguración oficial de la ciudad, el primer ministro manifestó que
"la iniciativa del `Supercorredor Multimedia` será el mayor éxito en la historia
de nuestro crecimiento y estabilidad hasta bien entrado el próximo milenio".
Malasia promueve además el desarrollo de la clase media en la ciudad, adonde
llegan muchos profesionales de las telecomunicaciones de todo el mundo, y "el
estilo de vida de Ciberjaya", donde desde los cines hasta los supermercados
tienen un cierto toque de ciencia ficción.
Aún con todo, el gran respaldo a este proyecto no ha venido de la población de
Malasia, con ingresos muy alejados de la riqueza y modernidad de Ciberjaya, sino
de líderes empresariales como Bill Gates, presidente de Microsoft, que vino
personalmente a Malasia a apoyar la idea.
Gates, que inauguró la oficina de Microsoft en Ciberjaya en el año 2000,
manifestó lo difícil que es "encontrar un concepto donde se haya dedicado tanto
compromiso y energía como en éste".
El respaldo de compañías como Microsoft o BMW ha representado un empujón a una
idea que, si no triunfa, se añadiría a la lista de "elefantes blancos" de los
países del Tercer Mundo, pero que mientras tanto ha vuelto a poner a Malasia en
los mapas.
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