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Agencias - Los abogados de Alida Hernández y
James Moore, los dos primeros ex empleados de una lista de cerca de 250 que
planean seguir sus pasos, comenzaron hoy a presentar cargos contra IBM en un
tribunal de San José, en el californiano Silicon Valley. Hernández y Moore
acusan al gigante informático de no haberles advertido de que su trabajo
ensamblando discos duros y otros artículos puede ocasionar cáncer. Hernández
sufre cáncer de mama, y Moore fue diagnosticado en 1995 con otro tipo de cáncer
que afecta al sistema inmunológico, algo que ambos atribuyen a las sustancias
químicas que manejaban en un entorno diseñado para proteger los productos pero
no a las personas.
En éste y los demás casos, que se decidirán en tribunales de
Nueva York, Vermont y Minesota, la cuestión fundamental es si la compañía era
conocedora de estos riesgos y escondió esta información ante sus trabajadores.
Para el analista de la consultora IDC Roger Kay, con
estos juicios puede abrirse la caja de los truenos en la industria de los
semiconductores, ya que hay muchas otras compañías que podrían enfrentarse a
similares acusaciones y convertirse en objeto de escrutinio.
Por su parte, IBM mantiene que no hay pruebas suficientes de
que los empleados desarrollaron esta enfermedad a causa de su trabajo. Una
de las piezas fundamentales que la acusación planeaba usar para demostrar lo
contrario era una base de datos de IBM que registra las muertes de sus empleados
y que, según los letrados, muestra que el porcentaje de fallecidos por cáncer en
IBM es superior al de la población general.
Además, de acuerdo con la acusación, los empleados de IBM mueren
más jóvenes.
Sin embargo, el juez prohibió la utilización en el juicio de
esta base de datos, creada por motivos ajenos al caso.
En su lugar, la evidencia que hoy se mostrará son las
narraciones de los acusados, que se espera tengan un gran impacto en los
jurados.
"Ha habido una conspiración entre las compañías químicas y la
industria para guardar silencio", señaló Richard Alexander, abogado de
Hernández y Moore. "Esto ha sido un profundo fraude", añadió Alexander
sobre un caso que ha creado gran expectación en Silicon Valley. Además de IBM,
también está en juego la imagen pública de una industria que alardea de su
limpieza y preocupación por la salud, pero que ha sido muy criticada por las
asociaciones de defensa del medio ambiente y de los derechos de los
trabajadores.
"Lo que esperamos es que no sólo IBM sino también otras
compañías de alta tecnología comiencen a tomarse sus responsabilidades más en
serio", señaló Ted Smith, director de la asociación civil Silicon Valley
Toxics Coalition.
Para Smith, esto no es el final de la historia: "Este es el
comienzo de un proceso que va a arrojar luz sobre los problemas de la industria".
Hernández, de 73 años, trabajó durante doce en las instalaciones de IBM en San
José, donde utilizaba varios componentes químicos para limpiar la maquinaria. A
lo largo de este tiempo, la empleada visitó la clínica de la compañía
frecuentemente, ya que entre otras molestias sufrió conjuntivitis, mareos y
diversos problemas con el hígado.
Según la acusación, en ningún momento se le dijo que estas
molestias eran síntomas de envenenamiento con productos químicos. Ahora
Hernández desea advertir a los jóvenes que continúan trabajando en IBM de los
riesgos que corren. "Estas compañías sólo se preocupan de ganar dinero, no
les importa quién muera", señaló Hernández a la televisión local. "Pero
los que comienzan ahora necesitan saberlo".
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