Peter Randall se reunirá con posibles compradores en Nueva
York, pese a que ha sido advertido por el Gobierno británico de que podría ser
llevado ante la justicia, pues la venta de órganos está prohibida en el Reino
Unido.
"No tengo otra opción. No es algo que quiera hacer, sino
la única manera de ayudar a mi hija", aseguró a la cadena BBC Randall, de 49
años.
Su hija Alice, de 6 años, padece una parálisis cerebral y
nunca ha podido caminar y sus padres ya se han gastado en su tratamiento médico
unos 42 mil euros (casi 53 mil dólares).
Sus padres quieren que asista a un colegio que ofrece una terapia especial para
ese tipo de enfermos, que cuesta 70 mil euros (88 mil dólares) al año, aunque el
ayuntamiento de Kent (sur de Inglaterra), donde residen, afirma que en el
colegio público de esa localidad hay otros niños con problemas similares.
En noviembre pasado, Randall ofreció su riñón por 70 mil
euros en la compañía de subastas por Internet eBay, que posteriormente retiró el
anuncio ante la avalancha de críticas recibidas por la compraventa de órganos
humanos.
A pesar de ello, Randall recibió varias cartas de personas
interesadas y una mujer le llegó a ofrecer 115 mil euros (145 mil dólares).
Peter Randall tiene intención de viajar a mediados de
noviembre a Nueva York para someterse a unas pruebas médicas que determinarán si
su riñón es compatible con el posible receptor y, de ser favorables, podría ser
intervenido en febrero o marzo.
"Con la terapia adecuada, la niña podría ser capaz de caminar en dos años,
más que estar confinada en una silla de ruedas (...) No es algo heroico, es un
sacrificio que haría cualquier padre", aseveró.
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