lun.com - Una de las monarquías más queridas no sólo
de Europa, sino que también del mundo, muestra unas grietas ocasionadas por la
publicación de un libro extraordinariamente bien documentado: "La soledad del
rey", de José García Abad, quien en la tapa se pregunta más abajo "¿Está la
monarquía consolidada 25 años después de la Constitución?".
En la obra, el escritor, según cuenta el diario español "El Mundo", se atreve a
hacerle un jaque al rey Juan Carlos, uno de los hombres más queridos de la
península y que ha jugado un papel notable para la reconciliación de la
democracia con la monarquía tras la larga dictadura de Francisco Franco.
El periódico no dice que García Abad sea un gran jugador de ajedrez, pero alaba
su atrevimiento, y sobre todo, por su logro de hacer una radiografía muy bien
investigada de todo el entorno del rey borbón, toda su familia y sus ayudantes.
García Abad se inmiscuye en algo bastante oculto tácita o explícitamente: el
dinero que recibe la monarquía española cada año. El tipo dice que esa
asignación económica proveniente de los Presupuestos Generales del Estado se
sitúa en la media de la que obtienen las demás coronas europeas.
En el 2003, la partida de dinero destinada al "sostenimiento de su Familia y su
Casa" fue de 7,22 millones de euros (casi 5.200 millones de pesos), dinero que
el soberano puede distribuir a su arbitrio, sin obligación de explicar a nadie
cómo la gasta, según establece la propia Constitución de 1978.
Marta, la decoradora
Sin embargo, lo que exaltó más la atención por el libro de García Abad, fueron
sus comentarios sobre la libido del rey Juan Carlos, faceta que muestra con
mayor hondura su lado humano, que a veces queda en segundo plano.
"La afición de don Juan Carlos a las faldas no es un problema de Estado... La
objeción se plantea cuando sus aventuras intervienen en sus obligaciones
profesionales, como ocurrió cuando, desaparecido en Suiza, atendía en una
clínica a una deprimida Marta, la decoradora catalana a la que estuvo ligado
sentimentalmente durante 18 años sin que ello le impidiera adentrarse en otras
aventuras. En aquella ocasión, como ya he contado, Felipe González (el ex
presidente del gobierno español) no pudo localizarle para la firma de unos
decretos que no admitían demora", dice el extracto.
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