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Agencias - Dirigida por Peter Jackson, la tercera parte de la
adaptación de la obra de J.R.R. Tolkien, que competía en 12 categorías, obtuvo
también los Baftas al mejor montaje, mejores efectos especiales, mejor guión
adaptado y el galardón Orange, firma patrocinadora de la gala, informa EFE.
La gran revelación de la ceremonia resultó 'Lost in
Translation', de la directora Sofia Coppola, que no partía como favorita
pero consiguió dos valiosos trofeos, mejor actor y actor, y otro más discreto,
mejor edición.
El filme 'Cold Mountain', del cineasta Anthony Minghella fue, sin duda,
el gran perdedor de la velada, ya que era candidato a 13 candidaturas y sólo
logró dos Baftas, mejor actriz secundaria y mejor banda sonora.
Por contra, 'Master and Commander', la épica aventura marina que
protagoniza Russell Crowe, se llevó cuatro galardones, entre los que sobresalió
el premio al mejor director, que recayó en Peter Weir.
No tuvo suerte el cine latinoamericano, que estaba representado por '21 gramos',
del mexicano Alejandro González Iñárritu, que optaba a cinco trofeos, entre
ellos los de mejor actor, pero se fue de vacío.
Almodóvar presentó el galardón el mejor director, recogido por el actor Paul
Batteny, quien definió a Peter Weir -ausente en la ceremonia- como "un genio".
El reconocimiento como mejor actriz fue para Scarlett Johansson, por su
intervención en 'Lost in Translation', mientras que su compañero de
reparto Bill Murrai se adjudicó el Bafta al mejor actor tras batir al
gran favorito en este apartado, Jude Law.
En la categoría de mejor actor secundario, el triunfador resultó Bill Nighty
por su cómica interpretación de un veterano rockero en 'Love Actually', la
comedia romántica que la pasada Navidad abarrotó las salas de cine en el Reino
Unido y otros países europeos.
Renne Zellweger, visiblemente emocionada, se hizo con el premio a la mejor
actriz secundaria por su papel en 'Cold Mountain' y se mostró muy agradecida al
director, Anthony Minghella, porque fue "un verdadero honor" participar en la
película.
Los Bafta -una máscara de bronce que simboliza el
teatro griego- son concedidos por la Academia Británica de Cine, están
considerados los premios cinematográficos más prestigiosos del Reino Unido y se
han consagrado como la gran antesala de los Oscar de Hollywood.
La ceremonia se celebró, como viene siendo tradicional, en el cine Odeón de la
céntrica Leicester Square, abarrotada de cinéfilos y curiosos que desafiaron al
frío londinense para ver de cerca a su ídolos desfilar por la alfombra roja.
Entre las estrellas que más pasiones suscitaron sobresalieron los actores Jude
Law, Johnny Depp y el puertorriqueño Benicio del Toro, todos ellos ataviados de
elegante traje negro y muy simpáticos, repartiendo autógrafos y sonrisas a
diestro y siniestro.
Asimismo, actrices como Emma Thompson y Alicia Silverstone, que presentaron
varios galardones, se llevaron una gran ovación del público, al igual que la
directora Sofia Coppola, que atendió con amabilidad y paciencia a algunos de sus
admiradores.
Sin la pompa típica de las ceremonias de Hollywood pero con mucho humor inglés,
la gala estuvo presentada un año más por el actor británico Stephen Fry, quien
hizo reír a los presentes con sus chistes y supo salvar con gracia algún que
otro fallo técnico.
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