Estimado Teo Cardalda:
Vaya por delante nuestro agradecimiento por tus felicitaciones a nuestros
esfuerzos en la defensa de los derechos e intereses de los internautas.
El manifiesto al que te refieres no es obra de la Asociación de Internautas,
sino de una de las múltiples iniciativas que han surgido en Internet al hilo de
la imposición del canon por la copia privada. Sí, dicen imposición, afirmación
que suscribimos, porque a los sufridos usuarios de los soportes digitales nadie
nos ha consultado y, sin embargo, se nos ha hecho pechar con él por el acuerdo
al que te refieres suscrito por la representación mayoritaria de las empresas
importadores y distribuidoras de los soportes digitales vírgenes y la mayoría de
las sociedades gestoras de derechos de autor, a pesar de que la normativa
vigente impone la obligación de tal pago a tales empresas (algunas de ellas con
condenas judiciales millonarias que han quedado aplazadas sine die).
Es cierto que no se paga ningún canon por el papel usado en las fotocopiadoras y
sí por las fotocopiadoras mismas. Ocurría lo mismo en el mundo digital: se
pagaba el canon por los equipos regrabadores, pero no por los soportes vírgenes.
Sin embargo, ahora, pagamos dos veces: una en los equipos y otra en los soportes
digitales, a pesar de que la normativa establece un único pago de esa
remuneración compensatoria por copia privada conocida como canon.
La finalidad legal de éste es compensar a los autores y editores por las copias
privadas que pueden realizarse; además, según nuestras cuentas, no sólo
compensará esas hipotéticas “pérdidas”, sino que supone un pingüe negocio para
las entidades gestoras de derechos de autor y para las empresas responsables de
su pago, a cargo del bolsillo del ciudadano de a pié, de las empresas,
administraciones y organismos que hacen uso de tales soportes digitales de forma
legítima y sin hacer copia privada de ninguna obra protegida por los derechos de
autor.
La generalización siempre entraña graves injusticias. Del mismo modo que no
todos los autores y editores distribuyen sus obras con medidas tecnológicas que
impiden la copia privada, aunque sí muchos de los más populares, no todos los
internautas somos enemigos de los derechos de autor. Muchos los contemplamos
como una forma legítima de ver recompensado un esfuerzo creativo que reporta,
casi siempre, un beneficio social. Pero de ahí a trasladarnos a todos, de forma
indiscriminada, por dos veces, un canon o remuneración compensatoria, dista un
mundo, que queremos más justo, más transparente y sin imposiciones unilaterales.
Finalmente, no queremos pasar por alto el tono de tu atenta carta, que
agradecemos y que es muy diferente de las afirmaciones realizadas no hace mucho
por un alto responsable de la Sociedad General de Autores y Editores,
tildándonos de “pendejos electrónicos”, algo que lejos de molestarnos nos
cautivó por la “creatividad” que implica, libre de derechos de autor.
Recibe un saludo muy cordial,
Víctor Domingo
Presidente de la Asociación de Internautas
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