Hasta las 7.38 horas de aquel jueves todo transcurría dentro
de la normalidad. Los habitantes de Madrid se dirigían a sus trabajos, colegios
y universidades. Los políticos amanecían prestos a encarar el penúltimo día de
la campaña para las elecciones generales del domingo. El gobernante Partido
Popular (PP) de José María Aznar era el gran favorito, algunas encuestas incluso
le pronosticaban una revalidación de su mayoría absoluta.
Pero a las 7.39, tres explosiones sacudían un tren regional
parado en la estación de Atocha, en el centro de la capital. Los primeros
despachos urgentes de las agencias de noticias no habían terminado de ser leídas
por los locutores de la radio, cuando, a las 7.42, se registraban varias
explosiones en otro convoy, a la altura de la Calle Téllez.
Casi de forma simultánea, otras detonaciones llevaban la muerte a dos trenes
más, uno que llegaba a la estación de Santa Eugenia y otro en la estación de El
Pozo del Tío Raimundo.
Al principio se habló de varios heridos. Luego de varios muertos. Pero conforme
pasaban las horas, los números iban en aumento. Hasta llegar a los 201
fallecidos y casi 1500 heridos del provisional balance final.
En el primer momento todos pensaban que se había tratado de un atentado de
terroristas de ETA, como el que se temían las fuerzas de seguridad durante la
campaña, suspendida a la luz de la tragedia.
Y así lo corroboraban las primeras declaraciones del ministro del Interior,
Angel Acebes, quien manifestó que "sin ninguna duda" los autores eran
de ETA, calificando luego de "miserables" a quienes afirmasen lo
contrario.
Pero había dudas razonables. Incluso los servicios de seguridad consideraban
poco probable que el grupo armado vasco tuviera la capacidad logística para una
masacre tan minuciosamente planeada, después de los muchos golpes policiales.
Por la noche, Acebes ya no descartaba la autoría de terroristas islámicos, y un
diario árabe de Londres publicaba una declaración en la que supuestamente la red
Al Qaeda se atribuía los atentados
Al día siguiente, poco antes de que casi doce millones de
ciudadanos salieran a las calles en toda España para hacer patente su repulsa
por la matanza, ETA se desvinculaba en una llamada telefónica anónima de los
atentados, mientras seguían apareciendo indicios que apuntaban a grupos
integristas.
La tarde del sábado, la policía detenía a tres marroquíes -entre ellos Jamal
Zougam, hoy por hoy considerado uno de los autores materiales de la matanza- y a
dos indios en relación con los atentados.
Finalmente, horas antes de que abrieran los colegios electorales, la policía
hallaba una cinta de video en la que un supuesto portavoz militar de Al Qaeda en
Europa reivindicaba la masacre.
La noticia de las detenciones ya había desencadenado la noche del sábado
manifestaciones contra el PP en más de dos docenas de ciudades. Frente a las
sedes del partido de Aznar los asistentes reclamaban la verdad sobre los autores
y llamaban "mentiroso" al gobierno.
La multitud estaba convencida de que el Ejecutivo había manipulado la
información sobre los atentados, consciente de que la autoría de ETA favorecería
al PP en las urnas, mientras que la autoría de Al Qaeda le perjudicaría porque
podría ser interpretada como una venganza por el apoyo del gobierno a la guerra
en Irak.
El descontento llegó a la urnas y, contra todo pronóstico, el Partido Socialista
(PSOE) y su candidato José Luis Rodríguez Zapatero ganaron con amplia ventaja
los comicios, poniendo fin a ocho años de gobierno del PP.
Las acusaciones contra el Ejecutivo se intensificaron después de los comicios,
incluso con cartas de protesta y quejas desde los comités de empresa de los
propios medios públicos y desde el círculo de corresponsales extranjeros,
denunciando una manipulación informativa en cuanto a la autoría de la matanza.
El gobierno lo niega rotundamente.
España, mientras, sigue de luto y el terror de las bandas integristas de corte
islámico se cierne sobre todo el mundo occidental, unos por apoyar la
intervención en Irak, otros por "vetar el uso del velo islámico en las aulas",
otros por apoyar a Israel.. y así hasta un sinfín de excusas para justificar la
guerra al "infiel" que desde estos sectores se proclama.
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