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Agencias - El aparato, descrito por la NASA como "parte avión
y parte nave espacial", sobrevoló ayer el Pacífico durante unos diez segundos
antes de precipitarse, como estaba previsto, sobre el océano, informo EFE.
"Todo funcionó como se previó. Ha sido fantástico", declaró
la portavoz de la NASA Leslie Williams, quien recordó que "lo habíamos estado
esperando desde hace algunos años".
El pequeño prototipo, de apenas 3,66 metros de longitud, fue
transportado en un avión B-52, que despegó de la base aérea de Edwards, en el
sur de California.
Tras desprenderse del ala del bombardero, el prototipo fue
impulsado a 30 mil 500 metros de altitud por un cohete "Pegaso" de quince
metros, a unos seis mil kilómetros por hora, antes de comenzar a sobrevolar de
manera autónoma el Pacífico.
El prototipo alcanzó la velocidad "Mach 7" gracias a un motor
hipersónico de hidrógeno, antes de que su vuelo concluyera en el mar.
El experimento se produjo 57 años después de que el piloto de
combate Chuck Yeager rompiera la "barrera del sonido" a bordo de un X-15, y tres
años después de que el 2 de junio de 2001 el vuelo primero X-43A concluyera con
la explosión del aparato.
El experimento efectuado anoche forma parte de los esfuerzos
de la NASA para diseñar y construir una nave que supere la fuerza de gravedad de
la Tierra alcanzando una velocidad de 40 mil kilómetros por hora, o "velocidad
de escape".
Un aparato tal sería la alternativa a los transbordadores
espaciales, que han cumplido una etapa importante en la construcción de una
estación orbital internacional a 395 kilómetros de la Tierra, y desempeñaría un
papel importante en el proyecto anunciado por el presidente George W. Bush para
llevar al ser humano a Marte.
En el tipo de motor hipersónico, conocido como "traga aire" y
utilizado en esta prueba, el oxígeno de la atmósfera se introduce a gran fuerza
en la cámara de combustión, donde se mezcla con combustible y hace ignición
espontánea.
Para que el proceso funcione, el avión debe desplazarse a
cinco veces la velocidad del sonido y por ello necesita de un cohete
convencional para comenzar la aceleración.
El primer vuelo de un X-43A, el 2 de junio de 2001, fracasó
cuando el cohete Pegaso modificado que lo impulsaba se desvió y los técnicos lo
hicieron estallar.
La NASA señaló en un comunicado previo al experimento que
todo el proyecto de avión hipersónico "es de por sí un programa de alto riesgo".
El programa de avión hipersónico, que tiene un costo de 250
millones de dólares, ha atraído el interés de la Fuerza Aérea estadounidense y
de empresas aeroespaciales como Boeing, pero su futuro en incierto ya que la
NASA ha reducido la asignación de fondos.
La tecnología tiene particular interés para el Pentágono,
donde los planificadores ya han soñado con bombarderos que podrían alcanzar
objetivos en cualquier parte del planeta en menos de dos horas de vuelo desde el
territorio de Estados Unidos.
La NASA tiene interés en esta tecnología porque, al menos
como hipótesis, permitiría abaratar los costes del transporte con cohetes.
La tecnología disponible en la actualidad obliga a que los
cohetes deban transportar tanques de oxígeno que permitan la combustión de su
fuel, una medida que sería innecesaria con los motores "traga-aire".
El éxito del experimento abre también la posibilidad de que,
en un futuro, se construyan aviones destinados a vuelos comerciales que permitan
recorrer la distancia entre, por ejemplo, Nueva York y Londres en menos de dos
horas.
La tecnología empleada "es relativamente simple en lo que
respecta a la idea para su funcionamiento, pero es increíblemente compleja en su
puesta en práctica ... contiene más de cuarenta años de investigación", apuntó
el ingeniero jefe del programa X-43A, Griff Corpening.
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