En entrevista con Notimex, la especialista Graciela Meza Ruiz
explicó que este fenómeno se debe al excesivo ruido ambiental que hay en la
capital del país, el uso de audífonos y el sonido estridente de la música en
fiestas y bares donde se reúnen los jóvenes.
Para determinar esta situación, explicó, se efectuó un
estudio en una de las esquinas del Periférico y San Antonio, antes de que se
construyera el distribuidor vial, y se captaron 90 decibeles, superior a la
norma internacional, que es hasta 70.
La maestra de la Facultad de Química de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) añadió que también se aplicó una serie de
estudios auditivos a 140 personas de entre 15 y 50 años, de las cuales el 35 por
ciento habían perdido una gran parte del oído, con daños irreversibles.
Esto fue más acentuado con los jóvenes encuestados de entre
15 y 30 años de edad, quienes habían perdido el 50 por ciento de la audición, lo
que prevé que posiblemente en un periodo de tiempo no muy largo estarán
completamente sordos, expuso.
La especialista anotó que lo que se observó es que entre
mayor edad la gente encuestada había perdido menos la audición y las causas
principales fueron el ruido de la ciudad, el uso de audifonos y el sonido
estridente de la música en fiestas y bares donde se reúnen.
Subrayó que uno de los resultados del estudio es que entre
más alto es el nivel de ruido al que se exponen las personas es mayor la pérdida
auditiva.
Al respecto, Meza Ruiz culpó a las autoridades del Gobierno
del Distrito Federal, al que calificó como el principal responsable del ruido
que se ocasiona en la Ciudad de México.
"El primero que pone el desorden es el Gobierno del
Distrito Federal, pues no solamente no aplica las normas para evitar el ruido
ambiental, no lo mide, no detecta zona de alto riesgo, no recomienda, es más,
contribuye en forma muy irresponsable a la elevación del ruido ambiental",
enfatizó.
Tal es el caso de las obras de construcción que se realizan
por diferentes puntos de la ciudad, puso como ejemplo al comentar que en este
caso las autoridades han dicho que en consideración a los automovilistas en las
misma sólo se trabaja de noche.
Pero ello no tiene consideración con las personas que habitan
en las zonas de obras, quienes además de haber estado expuestas al ruido y al
estrés de la capital durante el día, tienen que soportar el de las máquinas que
utilizan en las construcciones, lo que las lleva a un estrés más profundo ya que
no hay descanso para ellas, concluyó.
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