El radar, gestionado por la asociación privada Foro Espacial Japonés, es capaz
de detectar y seguir simultáneamente hasta diez objetos de un metro de diámetro
suspendidos en el espacio a una distancia de 600 kilómetros de la Tierra.
Las instalaciones de Okayama, a unos 700 kilómetros al sudoeste de Tokio, han
sido bautizadas como el Centro de Vigilancia Espacial Kamisaibara, y según sus
operadores es el único radar que existe en el mundo dedicado exclusivamente a la observación
de la
basura espacial, tarea que en otros países se realiza a través de radares
militares.
El radar será dirigido por control remoto por el Centro Espacial de Tsukuba,
junto a la capital, y complementará la recolección y proceso de datos de la basura espacial
que en la actualidad realiza el telescopio de Bisei, en la misma provincia de Okayama.
Según el Foro, existen miles de fragmentos de satélites, cohetes y objetos
artificiales fuera de servicio y obsoletos que están en órbita terrestre y cuyas velocidades
de desplazamiento alcanzan los 10 kilómetros por segundo y ponen un peligro las
misiones espaciales tripuladas y son una amenaza para los satélites en uso.
La construcción del radar costó 2.000 millones de yenes, unos 18,5 millones de
dólares, y estuvo subvencionada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Educación.
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