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El disco podrá almacenar 35 GB en forma nativa, y 90 GB en forma comprimida,
y las versiones profesionales alcanzarán los 280 GB. La tasa de transferencia de
datos es 25 MB/s.
El controlador de discos ya se encuentra disponible en dos versiones, interna
(configuración ATAPI) y externa (mediante la conexión USB 2.0), las cuales están
valuadas en U$S 380 y U$S 400, respectivamente, y ambas con un disco incluido.
Los discos tendrán un valor unitario de U$S 60, pero Iomega ofrece paquetes de
cuatro unidades a un costo de U$S 200.
Las versiones SerialATA y FireWire están todavía en proceso de diseño, pero se
espera que estén terminadas para la segunda mitad de este año.
Iomega asegura que los discos poseen una confiabilidad nunca antes vista, ya que
la han sido creados para soportar una vida útil que excederá los 30 años. El
secreto de esta fortaleza está en el sellado. Como bien sabemos, los discos de
3½’’ se insertan en la unidad, la cual posee el motor que lo hará girar y el
cabezal que efectuará la transferencia de datos. En un Rev, el motor y el
cabezal están dentro del cartucho, lo que permite que el disco propiamente dicho
esté totalmente aislado del medio exterior, y que su cerramiento exterior sea
casi absoluto.
La firma está trabajando ahora en un software para generar un auto back-up del
disco mediante el código del Norton Ghost de Symantec.
Una particularidad de estos discos es que solo pueden formatearse y usarse en un
único sistema de archivos, el de Iomega, llamado REV UDF. Es decir que quedan
descartados los sistemas más comunes como FAT 16, FAT 32 y NTFS. Sin embargo,
Iomega asegura que logrará crear el software que permita bootear el sistema
desde el Rev, alcanzando así su meta: Reemplazar al disco rígido.
Las medidas del cartucho que encierran al disco son 10, 8 y 8 cm. Parece que
Iomega pisa fuerte en el mercado de los discos rígidos extraíbles, pero deberá
enfrentarse a un enemigo muy poderoso: El estándar IVDR, respaldado por 38
empresas.
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