Y sin embargo, su propietario Masayoshi Son ha perdido
"gracias" al fin de la burbuja tecnologica unos 75.000 millones de dólares
aunque su fortuna sigue siendo muy elevada, según contaban Wired y BussinesWeek
el año pasado.
Sus inversiones llegaron a estar valoradas en casi 90.000 millones de dólares y
él a ser considerado uno de los hombres más ricos del mundo, el octavo para ser
exactos. Con el hundimiento de la burbuja de las puntocom, pocas compañías
sufrieron más que Softbank, que hoy cotiza a un 2% de su valor en bolsa en plena
burbuja.
La empresa, además de Yahoo!, apostó por todo tipo de
negocios. Invirtió en Ziff Davis, la tienda online de ToysR Us, en
Kingston y por supuesto en su propio país poniendo en marcha el primer banco
online y la versión local de Yahoo! en Japón. Es socio, además de Yahoo! Corp.
en algunos de sus negocios locales como en Inglaterra, Alemania, Corea y
Francia. Tiene sus propias agencias de publicidad interactiva y distintos
negocios dedicados a Banda ancha. Algunos de estos negocios los ha
vendido, otros han resultado ser un autentico fracaso y a pesar de todo ello hoy
es uno de los jugadores más importantes en el sector de las nuevas tecnologías
en Asia y no piensa perder el tren con la llegada de nuevos competidores.
Y en esa línea, Masayoshi inició la construcción de la mayor red de banda ancha
del mundo, invirtiendo más de 2.000 de dólares. Y lo está haciendo de la forma
que conoce mejor, cargando a la empresa con más deudas. Al parecer el que "sólo"
tenga 3.800 millones de deudas no le importa y está apostando fuerte porque, de
construir dicha red, cree que este servicio supondrá el hundimiento de las
viejas telecos. Empezando por NTT en Japón y siguiendo con sus homólogas en EEUU,
las famosas Bell Companies.
Su nueva empresa cierra diariamente 7.000 nuevos contratos. Según explicaba
Wired en el 2003, vende dólares a 0,80 centavos. El mismo modelo de negocio que
hundió Internet. Pero Masayoshi, siempre rodeado de gente que le hace la pelota,
no repara en gastos cuando quiere algo. Está convencido de que su nuevo sueño
será la tumba de las telecos tradicionales y que pronto podrá marcar las pautas
y los precios y que, de momento, la rentabilidad no es lo más importante.
Y la compra, a muy buen precio, de Japan Telecom parece
confirmar que, al menos en este terreno, tenia razon.
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