Ros consideró que en el número idóneo de operadores integrales de
telefonía es "dos o tres", aunque "luego habría hueco para
operadores muy especializados". En estos momentos, Telefónica y Auna
son las únicas compañías que prestan servicios integrales
de telefonía en el mercado español, puesto que Vodafone
sólo dispone de móvil, y otros operadores de menor
tamaño, como Jazztel, ONO, Aló y Uni2, sólo prestan servicios
de telefonía fija.
El secretario de Estado de Telecomunicaciones también aseguró que
el mercado español sólo dispone de espacio para tres operadores de
telefonía móvil de tercera generación (con tecnología UMTS), de
manera que "el cuarto operador probablemente tendría que
especializarse".
Telefónica y Vodafone iniciaron la semana pasada sus servicios
comerciales de UMTS, mientras que Amena prevé hacerlo en el mes de
octubre, y Xfera, el operador que todavía no presta ningún tipo de
servicio, espera iniciar su actividad a finales de este año o
principios de 2005.
Ros también se refirió a la actual normativa del sector, de la
que opinó que está demasiado dispersa y que "hay que integrarla"
para lograr que sea "clara, transparente, y que no tenga
contradicciones".
Durante su discurso de inauguración de las jornadas Globalcom,
Ros mostró la voluntad del Gobierno de tener en cuenta "las
opiniones de los expertos" a la hora de regular el
sector de las telecomunicaciones, para lo que mantendrá
reuniones con "los interlocutores" del mercado.
Entre las principales áreas que pretende impulsar el nuevo
Ejecutivo, Ros destacó la televisión digital terrestre, la
informática en el ámbito de la educación, y la Administración
electrónica.
Respecto a la situación actual del sector de las
telecomunicaciones, consideró que "goza de buena salud, pero no hay
que olvidar que sale de una crisis importante y por ello necesita
impulsos adicionales".
Apuntó que sólo el 30 por ciento de las pymes, "que mueven el 80
por ciento de la fuerza laboral y productiva del país", utilizan las
tecnologías de la información, frente a más del 90 por ciento en el
caso de las grandes empresas
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