Las empresas que proveen servicios de correo electrónico tienen
derecho a espiar y copiar las comunicaciones que reciben sus clientes. Esta es
la sentencia que emitió el miércoles el Tribunal de Apelaciones de Massachusetts
(EE.UU.) y que ha provocado conmoción e indignación en la sociedad
estadounidense.
En la sentencia se considera que la Ley de Escuchas Telefónicas, que en 1986 fue
actualizada para incluir al entonces emergente mercado de la informática, no
afecta a la intimidad de los "e-mails" espiados en el caso de referencia, porque
éstos fueron copiados por la empresa antes de que fueran almacenados, durante el
proceso de redirigirlos a los clientes.
El acusado era el vicepresidente de un pequeño proveedor ya desaparecido llamado
Interloc, empresa que también se dedicaba al mercado de libros en desuso. En
1998, Brandord Councilman ordenó a sus empleados que escribieran códigos
informáticos para interceptar y copiar todos los correos que sus clientes
recibieran de la empresa de venta de libros por Internet Amazon.com. Pretendía
con ello conocer las técnicas de su competidor y robarle clientes.
Tras la decisión que atribuye temporalmente la propiedad de esos correos al
propietario de los ordenadores, al menos mientras los envía a los buzones
particulares, numerosos grupos de derechos civiles han puesto el grito en el
cielo. Gigantes del sector como AOL, Yahoo!, Earth Link, Microsoft y Comcast se
han apresurado a asegurar que no tienen ninguna intención de espiar a sus
clientes.
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