Pablo Carral, un aficionado al fútbol y seguidor del Deportivo de La Coruña,
cogió el balón que se fue a las gradas en el Estadio Luz de Lisboa después de
que Beckham fallara un penalti el pasado mes en partido cuartos de final.
El balón subastado había sido objeto de numerosas apuestas falsas, incluida una
de 10 millones de euros, pero finalmente fue vendido por una cifra más modesta
cuando finalizó el plazo para apostar en la página de Internet eBay el jueves.
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