Agencias- Concebidos inicialmente como programas de relleno
de bajo presupuesto, los "reality shows" han pasado a ser las grandes estrellas
de cada temporada, con presupuestos millonarios y una temática cada vez más
atrevida para ganar audiencia.
Así, para esta temporada, los promotores de estos espacios se
atreven a jugar con cualquier aspecto de la vida, sin excluir los más polémicos.
Un ejemplo claro es "Amish en la ciudad", un programa
estrenado esta misma semana por el canal UPN en el que se ha escogido la
religión como centro de conflicto.
Cinco jóvenes del grupo religioso "amish", que mantiene una forma de vida
rural que rehuye los adelantos modernos y vive como hace siglos, tendrán que
pasar largos meses en una mansión en Hollywood acompañados de otros seis jóvenes
procedentes de grandes urbes.
La Fox lanzará al aire en unas semanas "¿Quién es mi papi?", donde
jóvenes o adultos que nacieron por medio de la inseminación artificial tratarán
de localizar a sus padres biológicos.
Adentrándose en otros temas atípicos, este canal está preparado para acometer
una segunda edición de "El novio más pequeño", un concurso donde el
protagonista, un enano de un metro y veinte centímetros de estatura, busca a su
pareja ideal.
O también en el terreno de las relaciones personales, podría producirse una
nueva edición de "Mi aborrecible novio gordo", en la que la participante
finge ante su familia estar enamorada del más desagradable de los hombres, el
segundo concursante, con el que está dispuesta a casarse a cambio de un millón
de dólares.
Finalmente, la engañada resulta ser la novia, dado que el supuesto segundo
concursante es un actor, pagado para mostrarse lo más insolente posible.
La parrilla de televisión se llenará, como ocurrió en la temporada pasada, de
una oleada de programas sobre la cirugía estética, con concursantes dispuestos a
pasar por el quirófano para sorprender a su amor, ser una "top model", o
simplemente parecerse a su actor o actriz favorito.
Las cadenas de televisión acceden a financiar costosas intervenciones
quirúrgicas, dejando de lado las lógicas interrogantes morales o las verdaderas
motivaciones de los concursantes para participar.
Además, las cadenas muestran a los televidentes todo sin tapujos, tanto lo que
trasciende en la mesa de operaciones como los resultados, incluso cuando no son
todo lo satisfactorios que deberían.
A todos estos programas se unirán los "shows" sobre aspirantes, como la segunda
versión del que presenta el millonario Donald Trump, donde varios jóvenes
emprendedores luchan por convertirse en su "aprendiz", con la recompensa de
obtener un cargo ejecutivo en una de sus empresas.
Las aspirantes a modelos también tienen un espacio en el programa "American
Next Top Model", conducido por la popular modelo Tyra Banks, que saldrá en
su tercera edición a finales de septiembre.
En el ámbito musical, el ránking lo encabeza el popular programa "American
Idol", que ya ha puesto en marcha el proceso de selección para su cuarta
edición, con la promesa de que se podrán ver los que lo hagan mejor y peor en el
"casting".
Este aluvión de "reality shows" confirma la visión de futuro que tuvo la cadena
juvenil MTV cuando, en 1991, sacó al aire el primer programa de este tipo, "El
mundo real", donde un grupo de jóvenes convivían en una casa de Nueva York bajo
la mirada atenta de las cámaras.
Hoy, los concursantes de estos programas ocupan las primeras planas de los
medios de comunicación, y son los "niños mimados" de las televisiones.
Una de las cadenas que más ha invertido en proyectos de este tipo, la Fox, está
pensando en lanzar al aire en el 2005 un canal de televisión exclusivamente
dedicado a estos espacios. |