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DW - Uno de los componentes básicos del deporte de elite, desde la antigüedad hasta
nuestros días, son los patrocinadores. Para poder competir, un deportista tiene
que contar con un patrocinador que pague su sustento mientras compite o entrena.
A cambio, el trabajo del deportista es aparecer en los medios de comunicación
luciendo el logo de la empresa, publicidad que llega a millones de espectadores.
En la pugna por el podio olímpico, los deportistas que compiten tienen ante si
el gran escaparate para hacer publicidad a sus mecenas. En la cancha, en la
grada o en la rueda de prensa, todo es válido para subir las ventas de la marca.
Más dinero pero... ¿A que precio?
Contraponiéndose a los ideales filantrópicos del movimiento olímpico, lo que más
interesa a las marcas es el dinero. Al fin y al cabo, en eso se basa la empresa
privada. Entre los patrocinadores
olímpicos, los más beneficiados son las empresas de ropa deportiva. Miles de
atletas desfilarán durante prácticamente las 24 horas del día por televisión,
ante millones de espectadores.
Si hubiese que repartir medallas, estas se las llevarían Reebok, Nike, Adidas y
Fila, entre otras muchas. Estas marcas son líderes en el mercado de la ropa
deportiva desde hace años y generan unos beneficios anuales exorbitantes. Tan
sólo en 2002, el negocio de la ropa deportiva generó beneficios por un valor de
58.000 millones de dólares.
Atendiendo a la economía de mercado, los beneficios son lo más importante. Para
conseguir tales cifras, las empresas se esfuerzan para que la diferencia entre
los costes de producción y el precio de venta sea la mayor posible. Salarios
bajos, proveedores baratos, explotación laboral de los más débiles y condiciones
laborales deplorables son las prácticas "limpias" del patrocinador olímpico.
"Juego limpio en las Olimpiadas"
En defensa de los trabajadores explotados para el beneficio olímpico de las
grandes marcas, la organización humanitaria Intermon-Oxfam presentó la campaña
“Juega limpio en las Olimpiadas” pidiendo a ciudadanos y deportistas que, con
sus firmas y acciones, exijan a las grandes marcas de ropa deportiva que no
degraden los derechos de millones de trabajadores, en su mayoría mujeres, en
países como Bulgaria, Camboya, Tailandia, China, Indonesia y Turquía.
A escala mundial, esta movilización está apoyada por sindicatos, la campaña
"Ropa Limpia" y Oxfam Internacional. Su mensaje es pedir a los Comités Olímpicos
que mantengan el espíritu del juego limpio y el respeto a los Derechos Humanos
dentro de sus estatutos.
La iniciativa contó también con un importante impulso político con la resolución
aprobada por el Parlamento Europeo, que apela a las compañías de ropa deportiva
a adoptar medidas que exijan a los proveedores y a las empresas subcontratadas
que respeten los códigos laborales internacionales. Esperemos que la campaña de
resultado y el juego limpio vuelva al estadio con todas sus consecuencias.
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