El 15 de julio y el 16 de agosto, grupos de consumidores y
gremios trataron en el Líbano de que la gente como Issa apagase sus teléfonos
móviles para presionar al gobierno para que baje las tarifas. Algunos estuvieron
de acuerdo, pero para la mayoría era demasiado pedir.
"Amo mi teléfono", dijo Issa, de 23 años, que escribía un mensaje en su pequeño
Nokia rosa mientras hablaba.
"Las facturas de teléfono móvil son caras pero no creo que
apagarlo vaya a cambiar algo".
El sector de los teléfonos móviles es uno de los activos públicos más lucrativos
del Líbano y el gobierno depende en gran medida de dichos ingresos para reducir
el déficit presupuestario.
Sin embargo, los grupos de consumidores dijeron que las tarifas son las más
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de la región, y que esperaban que los boicots presionasen al gobierno para que
deje de explotar a los consumidores.
Los organizadores del boicot calculan que si los aproximadamente 800.000
suscriptores del Líbano respondiesen, el gobierno podría perder hasta 2,8
millones de dólares (2,27 millones de euros).
Algunos ha apoyado la medida.
"El gobierno saca dinero de nuestros bolsillos, dejándonos sin nada",
dijo Rabia Zbib, un taxista de 30 años que procede de los pobres suburbios de
Beirut.
"Participé en el boicot porque es hora de que nuestra gente pobre diga algo".
Para otros, la práctica resulta más dura que la teoría.
"Apagué mi teléfono pero no durante todo el día", dijo John Nasr, de 23
años, encargado de un centro turístico en la costa mediterránea del Líbano.
"Necesito usarlo, tengo un negocio que dirigir. Veinticuatro horas es
simplemente demasiado".
BOICOT AMBICIOSO
Los organizadores del boicot admitieron que pueden haber sido
demasiado ambiciosos en un país donde muchos están obsesionados con los tonos de
llamada, mensajes de texto, cuánto cuesta su teléfono y si puede sacar
fotografías o enviar e-mails.
Consumers Lebanon dijo que el 52 por ciento de los suscriptores apagaron sus
teléfonos el 15 de julio, pero el ministerio de Comunicaciones redujo la cifra
hasta el tres por ciento.
Recientes indicaciones sugirieron que el segundo boicot tuvo incluso menos
éxito.
"Técnicamente hablando, fue un error pedir que lo apagasen 24 horas",
dijo el director ejecutivo de Consumers Lebanon, Abdel Rahman Berro, tras el
primer boicot.
"Mucha gente utiliza sus móviles para trabajar. Pero no podemos abandonar el
eslogan de boicot de un día, pareceríamos débiles".
Llamar durante 500 minutos cuesta en Líbano 141 dólares (114,43 euros) comparado
con los 76,45 dólares en la vecina Siria, unos 52 dólares en Egipto y 38 dólares
en Chipre, según el ministerio de Comunicaciones.
A comienzos de este año, el gobierno escogió a MTC, una compañía kuwaití, y a
Detecon International, una unidad de la alemana Deutsche Telekom AG, para
dirigir los dos sistemas de telefonía móvil del país, después de que un intento
de privatización fracasase.
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