Apareció a las 8,30 en punto en la sede del ministerio de Industria, en el
Paseo de la Castellana, para reunirse con su titular, José Montilla, y lo hizo
ataviado con un traje gris
marengo, camisa blanca, corbata de color tabaco con dibujo beige, mocasines
negros de charol con borla, gafas con la mitad de la montura al aire y una
gruesa alianza de oro.
Aunque los periodistas sólo han podido verle ya en el
lugar en el que se celebraban los actos, por Madrid ha viajado con su comitiva a
bordo de dos "monovolumen" de la marca Mercedes con los cristales tintados.
Desde Industria se ha desplazado al Hotel Eurobuilding, a escasos 100 metros de
la sede ministerial, y allí ha participado primero en un foro de internet
organizado por El Mundo, donde ha contestado durante una hora exactamente
diecinueve preguntas, y de allí a otra sala donde se ha reunido con arquitectos
de software de empresas españolas.
Gates, que ha estado de "gira" europea toda
la semana y ha visitado Dinamarca, Italia y Francia, solo llevaba en Madrid dos
horas y ya había dejado claro a todos que no se sale del guión y que la
precisión y exactitud de los sistemas informáticos que él ha creado rigen su
vida.
Del hotel Eurobuilding se dirigió a la Puerta del Sol, donde se reunió
con la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, para firmar un acuerdo y
en media hora el acto concluyó.
En ese encuentro estaban previstas las preguntas de los periodistas, pero lo
apretado de la agenda hizo que solo se pudieran formular dos y la segunda
cuestión ni siquiera dio tiempo a
traducirla.
Solo treinta minutos después, Gates ya estaba en el Parque Ferial Juan Carlos
I, donde primero pronunció un discurso ante 3.000 empresarios; comió, en menos
de dos horas, con quince presidentes de las mayores empresas españolas; firmó un
acuerdo con la ONCE, con rueda de prensa incluida; y dio otro discurso ante los
alumnos de la Fundación Tomillo.
En todos los actos se ha cumplido el mismo
protocolo: cuando él entra en la sala donde se celebra la reunión, todo el mundo
le espera ya sentado y él solo asiste a su propia intervención.
Se dirige
tímidamente a los estrados, mirando de reojo y sonriendo y aunque nunca lee
ningún papel, pronuncia exactamente y sin titubeos las mismas palabras que sus
colaboradores han recogido en las notas de prensa ya preparadas.
Si la
aparición es muy discreta, la desaparición es igual de rápida y aunque podría
parecer "escurridizo" si alguien se le acerca a estrecharle la mano, como le
ocurrió en el encuentro con los jóvenes de la Fundación Tomillo, no elude el
encuentro.
En público, no ha bebido agua, no ha tomado notas y nunca, nunca, se ha
salido del guión. A estas horas viaja a su casa, en Seattle (Estados Unidos), en
un avión privado que, segúnfuentes de Microsoft, "ni siquiera es suyo".