La empresa cobraba a los interesados cinco dólares por minuto de espectáculo
y por la posibilidad de conversar en directo, a través de internet, con las
mujeres que se quitaban sus ropas ante las web-cámaras y que satisfacían
virtualmente las fantasías sexuales de los clientes.
En la sede de esta
compañía de informática, en la que había varias habitaciones con cámaras
conectadas a internet, fueron encontradas diez mujeres desnudas que conversaban
con clientes conectados en ese momento a la red informática, y que quedaron
libres tras presentar su testimonio a la policía.
Las mujeres, entre ellas
estudiantes universitarias y amas de casa, negaron ser prostitutas y dijeron
haber sido contratadas para los espectáculos, pero alegaron desconocer que se
tratada de una actividad ilegal.
"Ellas tenían que satisfacer las fantasías
sexuales de los clientes. No había sexo explícito. Eran apenas los fetiches",
explicó el comisario Fernando Pigliasco, uno de los responsables por la
operación.
Según la policía, la organización desmantelada tenía relaciones
en seis diferentes países, entre ellos Estados Unidos y Perú, y facturaba a
través de tarjetas de crédito internacionales.
Los servicios de pornografía
eran ofrecidos a internautas de todo el mundo, pero el acceso a la página en
internet de la empresa estaba bloqueado para usuarios brasileños con el fin de
dificultar las investigaciones de la policía.
En cada una de las cabinas en
que trabajaban las nudistas había una cama y diversos artículos eróticos.
La
empresa funcionaba 24 horas diarias para poder cubrir todos los horarios de
clientes en diferentes continentes y las mujeres, de entre 19 y 30 años, se
relevaban en turnos de ocho horas. "Los tres hombres arrestados serán
acusados de proxenetismo. A las jóvenes tan sólo las podemos considerar como
víctimas", afirmó la titular de la División de Represión de los Delitos por
Internet, comisaria Andrea Menezes.
La detención y el cierre de este negocio ha causado un revuelo importante en
el sector industrial del sexo online que mueve miles de millones en todo el
mundo. Desde distintos foros se afirma que estas actuaciones son fruto de la
"ola moralista" que invade al mundo y que en ningún caso puede interpretarse
como violación de las leyes ya que todos los implicados eran mayores de edad.