Al principio, cuando el uso de datos bancarios no era muy
frecuente entre los internautas, los estafadores recurrían principalmente a la
utilización de e-mails que prometían falsamente al destinatario grandes
beneficios. Uno de los más conocidos es el "fraude nigeriano". En él, el
contacto con la víctima se produce mediante un e-mail supuestamente enviado por
una personalidad de Nigeria. En el mensaje se afirma la existencia de una enorme
cantidad de dinero que se encuentra fuera del control del gobierno, y que es
necesario sacar urgentemente del país. Para ello, se pide al usuario que
facilite todo tipo de datos, incluido un número de cuenta al que transferir el
dinero. A cambio, recibirá una atractiva comisión económica.
Pero ése es sólo el primer paso, ya que si el usuario contesta al e-mail, el
estafador pedirá una garantía que siempre consiste en una importante suma de
dinero. En el mejor de los casos, únicamente perderá su patrimonio pero, a
veces, el asunto ha ido mucho más lejos y se han dado casos en los que el
estafador ha convencido a la víctima para viajar al país desde donde,
supuestamente, se producirá la transferencia monetaria. Un viaje del que algunos
nunca han regresado.
Pese a ser antiguo, el fraude nigeriano sigue siendo utilizado, e incluso
aparecen variantes como el "premio de lotería". Este timo consiste en un correo
electrónico que afirma que el receptor del mensaje ha ganado un importante
premio, en alguna de las muchas loterías que existen en el mundo.
El phishing es otra de las técnicas más utilizadas para realizar estafas online.
Normalmente, consiste en hacer creer al usuario que está visitando una dirección
fiable cuando, en realidad, se encuentra en otra diseñada por un estafador. Esto
es especialmente grave en el caso de la banca online, ya que cada vez es más
frecuente encontrar páginas que imitan a la perfección el aspecto y
funcionalidades de conocidas entidades bancarias, de forma que los datos que el
usuario introduzca irán a parar directamente a manos de delincuentes sin
escrúpulos.
Los troyanos también se han convertido en poderosas herramientas al servicio de
los ciber-ladrones. Por lo general, este tipo de malware no borra archivos, ni
muestra ventanas con mensajes absurdos, ni siquiera envía mensajes de correo
electrónico infectados. Sin embargo, puede robar todo tipo de información, o
permitir a cualquier indeseable entrar en el sistema. Así, muchos troyanos están
diseñados específicamente para robar datos bancarios (números de cuentas o
tarjetas de crédito, passwords, PINs…), que luego envían al estafador para
llevar a cabo todo tipo de fraudes.
Los dialers también son igualmente empleados para obtener beneficio económico
ilegalmente. Se trata de programas que marcan números de teléfono, normalmente
de tarifa especial ya que dan acceso a determinados servicios, tales como
descargas de programas o acceso a páginas de contenido pornográfico. Los dialers
pueden ser instalados en el equipo de la víctima por troyanos o por usuarios
remotos, y ser configurados para ejecutarse cuando el usuario ejecute su
conexión habitual a Internet. Así, ésta se realizará a través del número de
tarifa especial sin que el usuario lo sepa, lo que tiene como resultado una
factura de teléfono con un importe desorbitado.
Los timos antes comentados son los más frecuentes en la actualidad, pero con
toda seguridad aparecerán otros. Por desgracia, la mente de los delincuentes no
descansa e Internet, por su juventud, aún tiene muchas puertas abiertas.
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