La escatológica costumbre surge en el barroquismo del siglo
XVIII y no sólo como figura navideña, pues se han encontrado azulejos donde
aparecen dibujados.
Para algunos es un verdadero placer, y como tal, lo disfrutan con un cigarro y
una revista en las manos. Para otros, no pasa de ser un mero trámite biológico.
Lo cierto es que los artilugios propios del defecar son tan antiguos como el
hombre mismo, y como tal, son susceptibles de convertirse en extrañas
tradiciones.
Como la que hay en Cataluña en cada Navidad, cuando muchas familias arman sus
pesebres con los curiosos “caganers”. Se trata de pequeñas figuras, que antaño
reflejaban al hombre común y corriente en su diario encuentro con el inodoro, y
que hoy representan a diferentes personalidades españolas y del mundo entero.
Este año la novedad corre por cuenta de los flamantes príncipes de Asturias,
Felipe de Borbón y Letizia Ortiz. Anna María Pla, una de las tantas artistas que
año a año pinta las simpáticas figuritas, quedó encandilada con la boda real que
se celebró el 22 de mayo pasado y decidió que era hora de que la alta alcurnia
peninsular ocupara un espacio en el escatológico pesebre.
“El caganer es un personaje entrañable y querido y lo hemos hecho con esta
intención, no hay que buscar ninguna otra razón. Los príncipes nos gustan, son
una pareja muy maja y hemos querido simbolizarlos con estas figuras”,
comentó Pla al periódico “El Mundo”, saliendo al paso de quienes consideran que
el homenaje raya en la falta de respeto.
Hasta el momento, la casa real no se ha referido al tema, como tampoco lo ha
hecho el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, su
antecesor, José María Aznar, y el futbolista del Barcelona Ronaldinho, quienes
acompañan a los príncipes en la versión 2004 de este peculiar pesebre.
El “caganer”, que en catalán significa “hombre que hace sus
necesidades”, surge en el barroquismo del siglo XVIII y no sólo limitado a ser
figura navideña, pues se han encontrado antiquísimos azulejos donde aparecen
dibujados.
La explicación para que renueven su vigencia año a año la tiene Marc Alós, el
hijo de Anna María Pla que la ayuda en la confección de los muñequitos: “Los
caganers han perdurado hasta nuestros días por la creencia de que colocarlo en
el pesebre trae buena suerte y alegrías y el no colocarlo acarrea desgracias”.
Como para crear unos por estos pagos, con los próceres de nuestro reducido jet
set.
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