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El ejército de los celos invade el mundo occidental, y especialmente las
mujeres andan ansiosas esperando atrapar a su hombre en pasos siniestros. Y no
es broma. A medida que la tecnología se supera cada día a sí misma, aumentan las
fórmulas para ocultar amores paralelos: mensajes de texto en el celular, mails
cómplices dentro del mismo lugar de trabajo.
Para averiguar cuán cierta es esta paranoia, y a propósito de un par de
escándalos que afectaron a la farándula británica, la empresa Days to Amaze -que
se encarga de "fabricar" un día maravilloso para distintos tipos de ocasiones-
encargó una encuesta cuyos resultados fueron divulgados por el diario británico
"The Independent".
Más de 10.000 mujeres casadas o que viven junto a su pareja fueron consultadas
respecto de cuán lejos están dispuestas a llegar para conocer la verdad. El 72%
reconoció que no tiene empacho moral ni miedo paralizante en husmear los
mensajes de texto en el celular de su pareja; y el 34% admitió que estaría
dispuesta a vigilarlo en secreto.
La inquietud femenina -aunque también se da entre hombres pero con menor
intensidad- ha catapultado a la industria del espionaje doméstico. Gary Williams,
director de una compañía que dicta cursos para aprender a espiar, sorprendió:
"Nuestros cursos eran dirigidos especialmente a hombres y corporaciones. Pero de
pronto notamos que un montón de mujeres se estaban inscribiendo. Cuando les
preguntamos por qué, dijeron que querían espiar a sus parejas".
En el insólito curso las mujeres aprenden a usar cámaras encubiertas, radios con
onda UHF y micrófonos. Aunque también se educan en el manejo de un rifle y en
cómo lanzar un hacha. Literalmente. Quizás previendo los peores desenlaces.
Mundo doméstico
Dave Allen, propietario de la tienda Spy Store, le contó al mismo diario que
mínimo cada día llega a su local una mujer buscando artefactos para vigilar a su
hombre. Reveló: "Nuestros clientes solían pertenecer en un 60% al mundo de los
negocios y un 40% al mundo doméstico; pero ahora esas cifras se han invertido
sobre todo por la actuación de las mujeres".
Un adminículo tecnológico que se vende como pan caliente es el teléfono celular
Nokia 1100. Éste se coloca secretamente en un lugar, debajo de la cama, por
ejemplo. Y si la mujer llama -puede ser incluso desde otro país-, no suena, sino
que se activa un mecanismo que permite escuchar lo que ocurre en el lugar.
Si se descubre la infamia el dolor es inmenso, obviamente. No obstante, la
encuesta reveló que sólo el 15% de las mujeres que sufren infidelidad están
dispuestas a abandonar a su pareja.
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