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Agencias - Mediante su página de internet -en la
dirección www.shopthescene.com- o de la web del programa en cuestión, la
plataforma Delivery Agent permite acceder a la ropa, muebles, cosméticos o
incluso automóviles que aparecen en las series más populares o incluso
películas, como "Kill Bill" o "Terminator 3".
El creador de este negocio, Michael Fitzsimmons, un emprendedor
empresario de San Francisco de 31 años, tiene motivos para estar de
enhorabuena, ya que acaba de recibir un empujón de cinco millones de dólares
por parte de inversores que no han tenido reparos en respaldar un concepto que
hace no mucho tiempo les asustaba.
La idea -que el espectador tenga acceso desde el sillón de su casa al vestuario
de las estrellas de Hollywood- se inspira en la televisión interactiva, que
nunca llegó a despegar del todo.
Sin embargo, nuevas tecnologías como TiVo, que permiten ver los programas
saltándose los anuncios indican que, en un futuro no muy lejano, la industria
tendrá que buscar alternativas.
"Como propietario de una grabadora digital, yo tampoco veo anuncios
publicitarios. Tiene que haber un nuevo camino, y Delivery Agent es una manera
de que los anunciantes coloquen los productos enfrente de los consumidores",
dijo Fitzsimmons en una entrevista reciente con el diario "San Francisco
Chronicle".
La plataforma Delivery Agent permite a los televidentes comprar los productos
que ven en la pantalla visitando la página web del programa en cuestión y
pinchando en el correspondiente enlace.
La compra también se puede hacer por teléfono o mediante el control remoto.
La idea no es nueva: hace muchos años que las firmas de ropa, joyas o
cosméticos buscan de mil maneras que los famosos -sobre todo aquéllos que
marcan tendencias- luzcan sus productos, particularmente en ocasiones en que
los fotógrafos de las revistas andan cerca.
Esta misma idea justifica la asociación del portal de internet Yahoo con
el programa "The Apprentice" para vender productos de tiendas como
Staples, con un gran surtido de material de oficina.
El correo electrónico basura o "spam", los buzones físicos atiborrados de
panfletos o el telemarketing están consiguiendo todo lo contrario a lo que
teóricamente se persigue, que finalmente el consumidor
rehusé los productos o las tiendas asociados a este
bombardeo en sus compras.
Un estudio de Yankelovich Partners difundido a mediados de abril
reveló que el 65 por ciento de los estadounidenses se siente constantemente
bombardeado con demasiada publicidad.
Se trata, no obstante, de un concepto que levanta ampollas, ya que muchos
consideran que este tipo de publicidad es subliminal y deshonesta, y creen que
hay que poner algún límite a la avalancha de material que llega por cada vez
más medios.
Grupos de consumidores han empezado ya a evaluar este tipo
de publicidad que invade a las series alertados ante el
peligro que estas se conviertan
en un
soporte para "colar" muebles, accesorios o ropa.
Entre estos destaca Commercial
Alert, que se presenta con un
objetivo
claro: frenar lo que considera publicidad deshonesta.
Gary Ruskin, director ejecutivo de esta asociación
cree que este tipo de publicidad "se cuela y coloca mensajes en el
cerebro cuando no estamos pensando". O sea, justo lo que andan buscando los
publicistas. |