Por Félix Madero (Protagonistas / Punto Radio) - He leído un buen puñado de
periódicos. Todos ponen en su portada titulares cargados de dolor, espanto,
miedo; todos recuerdan el 11-S, también nuestro 11-M. Palabras como matanza,
terror, golpe están muy destacadas, son muy visibles. Pero ha sido en el
económico EXPANSIÓN donde el lector de periódicos cree haber encontrado
el titular de portada que mejor explica lo que ha ocurrido, lo que está
ocurriendo y lo que algunos creen que volverá a ocurrir. Éste es el titular:
“El ataque continúa”.
ABC considera que el terrorismo está una vez más contra la democracia:
“Un nuevo totalitarismo, leemos, presiona a las democracias europeas, y no lo
hace en sus fronteras exteriores, con divisiones e infanterías, sino desde
dentro, en el seno de las propias sociedades”. Para ABC la intención de esta
yihad terrorista es la misma que en su día tuvieron nazismo y estalinismo.
Consideran aquí “que Blair, como Churchill, no ha defraudado su
responsabilidad ante la Historia”. Y concluye el editorial de esta manera: Éste,
sin duda, no será el 11-M de Tony Blair, sino el 11-S de Gran Bretaña”.
Lean en EL PAÍS el clarificador artículo del profesor Gilles Kepel, y
encontrarán algunas claves de lo que pasa. “En Inglaterra viven numerosos
dirigentes del islamismo radical que han obtenido asilo político y disponen de
mezquitas, periódicos y citas en radios y televisiones en lengua árabe o
inglesa. Esta política de asilo, escribe Kepel, hizo que el movimiento islamista
denominara a la capital inglesa Londonistán”. En su editorial EL PAÍS afirma
que ahora, como antes en Madrid y Nueva York, “el objetivo de las bombas son
todos los seres humanos, que, en un largo recorrido repleto de penurias y
conflictos, han avanzado por la senda de la libertad, el respeto mutuo, la
prosperidad y la tolerancia”.
EL MUNDO afirma que “Londres es tan vulnerable como Madrid, pero con
otra cultura cívica y política”. Entienden aquí que todo se parece mucho, pero
hay una diferencia sustancial: “en Gran Bretaña no se celebran elecciones el
próximo domingo. Los terrorista en Londres han buscado un efecto político y
propagandístico a escala mundial”.
EL MUNDO sostiene que ayer Blair gestionó la crisis mejor que Aznar en nuestro
11-M, y sobre todo “no cayó en el error de aventurar hipótesis sin
información contrastada”. “La única manera de impedir que estos fanáticos
pudieran actuar sería implantar exhaustivos controles en los lugares públicos,
limitar el derecho al libre desplazamiento, fichar a todos los extranjeros y, en
suma, instaurar un Estado policial. Pero ello -leemos-, sería claudicar ante el
chantaje de los terroristas y renunciar a nuestro sistema de libertades”.
En LA VANGUARDIA escriben que “es hora de no bajar la guardia. Hay que
atreverse con este nuevo terrorismo; hay que revisar y aunar legislaciones que
están pensadas para afrontar el terrorismo clásico, de estructura piramidal”.
Todo esto, señala LA VANGUARDIA, hay que hacerlo desde la tolerancia y la
libertad, que son justo los valores opuestos que promueve la barbarie
integrista”. En EL CORREO nos recuerdan que hay pocas ciudades en el mundo
tan abiertas como Londres, donde casi un 3% de su población es de confesión
musulmana. “Sería un grave error, escriben, hacer de la religión un factor de
identificación, de diferenciación y enfrentamiento”.
En EL PAÍS Juan Luis Cebrián escribe que “a Dios gracias no hemos oído
todavía a ninguno de nuestros iluminados comentaristas de domingo, ni a los
parlanchines portavoces del PP, sugerir que los comandos de ETA estén detrás de
las bombas londinenses, ni Tony Blair ha caído en la rampa de acusar al IRA”.
Sostiene Cebrián que “en España hemos padecido la demagogia del antiguo ministro
del Interior, jaleado por una abundancia de corifeos mediáticos en torno a la
identificación del verdadero autor intelectual del 11-M”.
Manuel Martín Ferrand opina que “el mundo democrático, antes llamado
occidental, ha ido relajando el sentido de la autoridad. Lo ha diluido en un
caldo que amenaza la supervivencia de los supuestos morales, políticos y
jurídicos sobre los que nos asentamos”.
En EL MUNDO el historiador Henry Kamen considera que “las
bombas reforzarán a Blair, y escribe: “Sorprende la sangre fría de los
británicos. Ha habido pánico, pero no histeria; y los políticos no se han
insultados como pasa aquí en el 11-M”.
En EL PERIÓDICO DE CATALUÑA escriben que “a partir de ahora, el
problema no es saber si habrá actos del terrorismo islamista, sino cuando”.
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