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Kosekom |
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Japón había sido considerado hasta hace muy poco el paraíso de la seguridad
personal, con un bajísimo índice de criminalidad envidiado en los países más
desarrollados de Occidente.
Sin embargo, varios sucesos ocurridos en los últimos tiempos, en los que las
víctimas han sido niños, han aumentado la demanda nipona de medidas de
protección para los menores y aguzado el ingenio de inventores y firmas
dedicadas a la seguridad personal.
El caso que disparó la demanda de artilugios y sistemas de protección para niños
fue la violación y asesinato de una pequeña de siete años por un repartidor de
periódicos en la provincia de Nara, en noviembre pasado.
La crueldad de este crimen estremeció al país y constató que precisamente los
niños se estaban convirtiendo en las principales víctimas de esa violencia en
ascenso en Japón.
Según la Agencia Nacional de Policía, en 2004 se produjeron al menos 27.387
casos de violencia doméstica y agresiones físicas, abusos sexuales y otros
crímenes, incluido el asesinato, cuyas víctimas fueron niños no escolarizados y
de escuelas primarias.
Dentro de esa cifra (un 26 por ciento mayor que la registrada una década atrás)
se incluye el secuestro de 141 niños menores de 13 años, casi la mitad del total
de secuestros cometidos en Japón el año pasado.
Ante estas circunstancias, y sobre todo ante el elevado número de agresiones
físicas contra niños en las calles y escuelas japonesas, una empresa textil ha
ideado una "tela contra los cortes", capaz de "blindar" a los más jóvenes y
reducir los terribles efectos de objetos punzantes y cortantes.
El material con el que se confecciona esa ropa es similar al empleado por
algunas unidades de la policía y cuerpos de seguridad de Estados Unidos y es
resistente al corte de cualquier arma blanca.
A partir de 370 dólares, los padres preocupados por la seguridad pueden adquirir
chaquetones, chubasqueros, sudaderas y chalecos que convierten a sus vástagos en
"niños acorazados" al mejor estilo de los guerreros de tiempos pasados.
Esta ropa de los pequeños "samuráis", al no poder ser cortada con tijeras
normales, requiere una laboriosa confección y, por tanto, todas las unidades han
de ser realizadas por encargo.
La confección dura unas dos semanas, dependiendo de qué prenda se trate y el
grado de blindaje de la misma, indicó a EFE Minoru Furuta, presidente de la
empresa de seguridad especializada en niños Madre Inc.
Esta compañía comenzó a trabajar hace unos años en Japón para proporcionar
servicios de niñeras para los más pequeños, pero, respondiendo al deseo de
muchos clientes, pronto se convirtió en proveedora de un auténtico ejército de
guardaespaldas para menores.
Los "guarda-niños" están entrenados para escoltar a los infantes, sobre todo a
los que acuden a clases complementarias, fuera del horario escolar, o los
protegen en sus casas cuando ambos padres trabajan y vuelven tarde.
El servicio cuesta 45 dólares por servicio y, según explicó la empresa, el
cliente promedio se gasta unos 450 dólares al mes en esta protección.
"Nuestros clientes están contentos con nuestros servicios, pero demandan otras
maneras de proteger a sus hijos cuando nuestros hombres y mujeres no están de
guardia. Por eso, se nos ocurrió desarrollar esta ropa anticortes", explicó Furuta.
A la par que las ropas "blindadas", otro elemento de protección para menores que
hace furor en Japón es el "Kokosecom", de la empresa de seguridad Secom, cuya
demanda se ha disparado en los últimos meses.
El "Kokosecom" (nombre derivado de la propia empresa y del adverbio de lugar
"koko", que significa "aquí") consiste en un dispositivo de apenas 48 gramos que
determina la posición de un objeto con un sistema mixto de GPS (sistema de
posicionamiento global por satélite) y teléfono móvil.
Cuando alguien quiere conocer dónde se encuentra la persona dotada con ese
aparato, llama al centro operativo del servicio o mira en un mapa de una página
especial de internet que establece su localización, determinada con un margen de
error de diez metros como máximo.
El "Kokosecom" puede enviar también una señal de socorro y, en tal caso, los
guardias de la empresa acuden con celeridad a resolver el desaguisado.
Este sistema es muy adecuado para mantener localizados a los menores, pero sobre
todo para "seguir" las andanzas de los adolescentes, dados a las locuras propias
de su edad.
En febrero pasado, una madre de Saitama, al norte de Tokio, alarmada por la
tardanza de su hija utilizó este sistema y pudo saber, gracias al mapa de
internet, que la muchacha estaba muy alejada del camino utilizado regularmente
para volver a casa.
La movilización de la policía impidió que la chica fuera secuestrada.
Actualmente hay 230.000 personas suscritas al "Kokosecom", que cuesta apenas
ocho dólares mensuales y puede ser instalado en los uniformes y mochilas de
colegiales y colegialas, incluso sin que los menores conozcan la ubicación, para
espanto de los chavales y tranquilidad de sus padres. |