Agencias - Sin embargo, Patrick Starck, presidente de Hewlett-Packard
Francia, dijo al diario Le Figaro que la empresa de ordenadores de EEUU no tenía
previsto irse de Francia, a pesar de la polémica. El
presidente Jacques Chirac y el primer ministro Dominique de Villepin han
encabezado los esfuerzos para obligar a HP a replantearse la reducción de
empleo, que se produce en un delicado momento para un Gobierno que ha convertido
en una prioridad reducir el alto nivel de desempleo crónico.
La Unión Europea se ha quedado al margen pese a la petición francesa de que
intervenga, pero Villepin mantuvo la presión exigiendo que HP devuelva cualquier
subsidio que recibiese por instalarse en Francia.
"Sólo puedo repetir: HP nunca ha recibido ninguna ayuda para crear empleos",
dijo Starck a Le Figaro.
"Creo que es legítimo que el primer ministro diga que una empresa que recibió
ayudas vinculadas a la creación de puestos de trabajo las tenga que devolver si
no cumple con el compromiso. Pero no puedo devolver nada que jamás recibí",
dijo.
Starck negó que la empresa se había beneficiado de una ayuda de 1,2 millones de
euros del ayuntamiento local y dijo que la empresa había pagado más de 700
millones de euros en impuestos durante la pasada década.
El lunes estaba previsto una reunión entre el responsable de operaciones
europeas de HP, Francesco Serafini, y el ministro de Trabajo, Gerard Larcher,
por el recorte de empleo.
HP dijo en julio que reduciría su fuerza laboral alrededor de un 10 por ciento
para reducir 1.900 millones de dólares (1.760 millones de euros) en costes al
año. El segundo mayor fabricante de ordenadores del mundo ha dicho que se
recortarán un total de 2.500 empleos en Alemania y Reino Unido, además de los
1.240 de Francia.
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