Agencias - Seis cámaras se podían ver enfocadas dentro de una tienda de una
cadena de farmacias en Broadway. Otra colgaba desde una ventana en un
restaurante de comida rápida. Una versión de gran tamaño oscilaba como un
platillo volador frente a la Universidad de Columbia.
Todas son cámaras de vigilancia y para consternación de los defensores de
derechos civiles y la aprobación de agencias policiales, se han estado
multiplicando a una velocidad extraordinaria por todo Manhattan.
''Encontramos muchas y son muchas más las que no hemos visto'', dijo
recientemente Alex Stone-Tharp, de 21 años, mientras inspeccionaba las calles,
con libreta en mano, contando las cámaras de vigilancia bajo el abrasante calor.
Stone-Tharp, un estudiante de Sarah Lawrence College, es uno entre una decena de
estudiantes universitarios empleados por la Unión de Derechos Civiles de Nueva
York (NYCLU) para reforzar su posición en un candente debate sobre si las
cámaras de vigilancia limitan indebidamente la privacidad individual, o si
combaten efectivamente el crimen y hasta el terrorismo --como en la
investigación de los atentados de Londres, en que las cámaras permitieron
identificar a los terroristas.
Los estudiantes han pasado el verano acechando a Big Brother: recolectando datos
para un próximo informe de NYCLU sobre la proliferación de cámaras colocadas en
las calles, las aceras y otros lugares públicos.
La última vez, en 1998, la organización halló 2,397 cámaras en uso por una
amplia variedad de negocios privados y agencias del gobierno por todo Manhattan.
Esta vez, después de caminar menos de la cuarta parte del barrio, los
estudiantes han contado más de 4,000 hasta el momento.
El total preliminario ''sólo provee un vistazo de la magnitud del problema'',
dijo la directora ejecutiva de NYCLU, Donna Lieberman. ``Nadie tiene una idea
de cuántas hay en realidad''.
Pero aparte de las extraordinarias cifras, la NYCLU dice que está más preocupada
con las cámaras digitales más nuevas que --a diferencia de los modelos viejos--
pueden ser controladas por remoto y guardar más imágenes.
El grupo espera eventualmente publicar sus resultados para convencer al público
que las cámaras deben ser reguladas para preservar la privacidad y proteger
contra abusos como discriminación racial y la depravación sexual.
Los proponentes de la privacidad individual citan un caso anterior este año, en
el que una videocinta policial que captó un suicidio en un edificio del Bronx,
apareció más tarde en un sitio pornográfico en internet.
La NYCLU planea colocar un mapa interactivo en su sitio en la red señalando el
lugar donde aparece cada cámara de vigilancia y podría incluir datos para los
que detestan las cámaras que señalarían las rutas que tienen la menor cantidad
de cámaras entre dos puntos.
Pero el mapa podría estar ya obsoleto para cuando se coloque en internet.
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