Agencias - El "karoshi" (muerte por exceso de trabajo) que
apareció en Japón hace décadas, llegó a China, donde millones de personas están
en peligro por agotamiento acumulado, al no poder seguir el ritmo que marca la
trepidante economía asiática.
Un fenómeno, poco conocido hasta ahora, llamado "guolaosi" en mandarín, empezó a
convertirse en motivo de preocupación para los chinos, que hasta hace 20 años
tenían trabajo, cobijo y alimento garantizado de por vida.
El trepidante crecimiento económico de China, de un 9,5% anual en los últimos
diez años, es un arma de doble filo, que ofrece innumerables oportunidades pero
también pesa toneladas sobre los hombros de quienes se la juegan, según la
experta Xu Yan, de la Universidad Normal de Pekín.
Con el aumento del nivel de vida, se multiplicó la presión diaria en casa y en
el trabajo, disparando las cifras de fatiga crónica, hipertensión o cáncer,
problemas mentales (que ya sufren 16 millones de chinos) y divorcio, un fenómeno
bastante común.
En Pekín, un 75% de la población laboral tiene "peor salud de lo habitual",
mientras en Shanghai la tasa es de 73,49 y en Cantón de un 73%. "Es un problema
muy extendido en las grandes ciudades", opinó.
"El alto ritmo de trabajo, los grandes cambios y la fuerte presión son tres
factores determinantes del agotamiento físico y psicológico. Casi todo el mundo
sufre la presión por el rápido desarrollo económico", explicó.
Una reciente encuesta demuestra que "todo el mundo es vulnerable", pero algunos
grupos, como estudiantes, profesores, empresarios, policías o periodistas se ven
más duramente golpeados por la fatiga crónica que puede desembocar en "karoshi".
No sólo los profesionales liberales o intelectuales sufren de fatiga extrema,
sino también los obreros, mineros o conductores de autobús acusan el golpe,
aunque quienes tienen un trabajo físico parecen recuperarse con más facilidad,
dijo Xu Yan.
Los motivos son varios, pero es sobre todo la ansiedad la que descoloca a los
profesionales, que temen "perder el tren" o desperdiciar las posibilidades que
la transición en China les ofrece de mejorar en su carrera y su posición
económica.
El problema se agrava en torno a los 35 años, que en China se considera un
momento clave en la vida: si no ascendiste, ya no lo harás; si no tienes
trabajo, te será difícil encontrar uno; si tienes un cargo medio, deberás
apurarte para seguir subiendo.
La muerte de varios famosos en los últimos meses hizo sonar la señal de alarma
de esta nueva epidemia: intensas jornadas de 14 o más horas diarias, seis días a
la semana, fuerte presión, el temor a acabar en el paro para algunos y a no
perder oportunidades para otros.
Entre agosto y septiembre, la actriz cómica Gao Xiumin sufrió un ataque de
corazón a los 46 años, un cáncer de hígado acabó con la vida del actor Fu Biao
(40 años), y una enfermedad puso fin a la vida de Ted Sun, director ejecutivo de
la empresa de internet NetEase, a los 37 años.
El profesor Huang Xiyue, diputado de la Asamblea Nacional Popular China, propuso
una ley para prevenir el problema, con chequeos médicos y vacaciones
obligatorias, más vigilancia y más facilidad para trabajar desde casa.
"¿La clave? Cambiar el estilo de vida y dejar de vivir para trabajar", recomendó
la profesora.
Difícil receta para estos ambiciosos profesionales, subidos a un tren de consumo
del que no pueden bajarse fácilmente: los gastos son elevados, los amigos
tampoco tienen tiempo libre, la familia ocupa ya un tercer lugar.
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