Agencias - Los resultados de la investigación, que serán publicados
en el próximo número de la revista especializada Science, reforzaron la
teoría del gran impacto sobre el origen del satélite, que es la más aceptada en
la actualidad en la comunidad científica mundial.
De acuerdo a los científicos alemanes de la Universidad de Muenster, conocer
la edad de la Luna supone ubicar de manera temporal el nacimiento del planeta
Tierra.
Esta datación se efectuó durante varios años, luego del análisis de metales,
en especial wolframio, que procedían de muestras de rocas lunares que según
fueron recolectadas en distintas misiones aeroespaciales Apolo.
Los cálculos de la edad de la Luna efectuados hasta el momento carecían de
precisión, pues se estimaba de forma vaga que el satélite habría surgido hace
unos cuatro mil 600 millones de años.
Entre los metales extraídos de las piedras lunares, fue analizado sobre todo
el wolframio, ya que mediciones de alta precisión demostraron que el isótopo 182
de este elemento aparecía con diferente frecuencia en las rocas estudiadas.
Las diferencias en la frecuencia de Wolframio 182 en las rocas lunares
demostraron que había suficientes restos de Hafnium 182, su isótopo radiactivo
que se desintegró tras los primeros 60 millones de años de nuestro Sistema Solar
y dio origen al Wolframio.
Si en el análisis mineralógico no se encontrara en las rocas ninguna
diferencia en la frecuencia de Wolframio 182, las piedras lunares habrían
surgido más de 60 millones de años después de la aparición del Sistema Solar,
consideraron los científicos.
Dijeron que como, sin embargo, sí hay variaciones en el Wolframio 182, su
origen se puede aislar y calcular la datación con precisión: cuanto mayores son
las diferencias en la frecuencia de Wolframio 182, más se retrotrae su origen.
Los resultados del equipo de investigación probaron por primera vez que las
rocas lunares contienen distintas cantidades de isótopo 182 de Wolframio.
Del estudio de estas variaciones los científicos lograron precisar la edad de
la Luna en cuatro mil 527 millones de años, por lo que el nacimiento del
satélite se produciría de 30 á 50 millones de años después del surgimiento de
nuestro Sistema Solar.
En este proceso de datación fue fundamental contar con ejemplares de rocas
lunares, las cuales habían sido recogidas en varias expediciones aeroespaciales
Apolo.
Desde el 2 de enero de 1959, fecha en la que se lanzó el Luna 1, fueron
enviadas al satélite cerca de 60 misiones tripuladas y no tripuladas que han
conseguido obtener desde imágenes hasta muestras de la Luna.
En diversas misiones aeroespaciales, se trajeron a la Tierra 382 kilogramos
de rocas y restos de la superficie, material que ha permitido desarrollar tanto
el estudio geomórfico de la Luna como demostrar algunos aspectos teoréticos
sobre su origen.
La teoría sobre el origen de la Luna que goza en la actualidad de más
respaldo en la comunidad científica es la denominada del gran impacto,
que fue sugerida en 1975 por los investigadores W.Hartmann y D.Davis.
La teoría del gran impacto sostiene que el origen del satélite se debió a una
colisión contra la Tierra de un cuerpo con una masa proporcional a un séptimo de
la del planeta.
Esta hipótesis se fundamenta en especial en la similitud que existe entre los
componentes superficiales de la Tierra y la Luna, por lo que al determinar que
el satélite tiene una edad similar a la del planeta, los científicos han
reforzado esta teoría.
En la actualidad, conviven por lo menos otras tres teorías sobre el origen
de la Luna: la hipótesis de captura, la de ficción y la del disco orbital.
La hipótesis de captura, que introdujo Fred Singer en 1966, sugiere
que la Luna era un astro independiente que se formó con una órbita inicial solar
y giraba, por ello, alrededor del Sol en lugar de entorno a la Tierra.
Debido a diversos factores, la órbita de la Luna fue modificada y finalmente
el satélite quedó atrapado en el área de influencia de la Tierra. Aunque esta
teoría se apoya en la diferencia de densidades entre Luna y Tierra, no logra
explicar las causas del cambio.
La hipótesis de fisión supone que originariamente la Tierra y la Luna
eran un solo cuerpo y que parte de su masa fue expulsada debido a la
inestabilidad por la fuerte aceleración rotatoria que experimentaba por entonces
la Tierra.
Esta teoría, que fue propuesta por Charles Darwin en 1878 y en la
actualidad es defendida principalmente por el científico de la Administración
Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA), Alan Binder, se apoya en la
similitud entre la geología lunar y terrestre.
La hipótesis de disco orbital apareció a mediados del siglo XIX y se
basa en la idea de que la Luna y la Tierra tuvieron un origen común a partir de
la misma nube de material, aunque se habrían formado de manera separada.
Otros cuerpos celestes habrían intervenido para dar a ambas, Luna y Tierra,
el momento angular necesario para que se separasen y se moviesen en sus órbitas
actuales.
Por el momento, todas estas teorías sobre el origen de la Luna son
especulativas y carecen de explicación para muchos aspectos que contradicen sus
tesis.
Resultados como la reciente datación precisa de la edad del satélite suponen,
sin embargo, un gran avance para el conocimiento del Universo. |