Los padres también tomarán las riendas de la PlayStation 3, de Sony, el
último gran fabricante en anunciar que sus consolas, las más populares del
mercado, dispondrán de un control para cerrar el paso a los títulos que los
adultos consideren inapropiados.
La PlayStation 3 saldrá al mercado a comienzos del año próximo para
reemplazar al PlayStation 2, que no disponía de esta herramienta.
Sony, líder en el mercado con más de 102 millones de consolas vendidas,
también acaba de introducir controles para los juegos de su PlayStation
Portable, que sacó al mercado a principios de este año, según dijo la
Entertainment Software Association.
El gigante del entretenimiento sigue los pasos de Nintendo, que anunció hace
unas semanas un plan similar para su Revolution -a la venta a principios del año
próximo-, y de Microsoft, que incluye estos controles en su flamante Xbox 360.
Así, Microsoft no sólo toma la delantera a sus rivales en lo que se refiere a
ventas, sino que su Xbox 360 se convierte en el ejemplo a partir del cual se
medirán las otras dos consolas.
Entre las novedades que ofrece el artículo se encuentra un control que
permite a los padres restringir el acceso a los vídeo-juegos y DVDs clasificados
como para adolescentes o adultos, y también controlar el servicio para jugar
online, uno de sus puntos fuertes.
Leyes en contra de la violencia y el sexo en los videojuegos La
respuesta de los fabricantes es lógica. Las compañías apuestan por
sistemas de autoregulación y por el control paterno sobre el ocio de sus hijos
en respuesta a las leyes que desde los sectores más conservadores quieren
restringir la venta de titulos con cargas eróticas o violentas.
Un buen ejemplo de hasta dónde llega esta voluntad se encuentra en
California. Su gobernador, Arnold Schwarzenegger, dio en octubre el visto bueno
a una nueva ley para prohibir la venta o alquiler de títulos violentos a los
menores de edad.
Curiosamente, el ex actor es protagonista de varios títulos de vídeo-juegos
violentos que se basan en sus papeles de Hollywood, sobre todo "Terminator".
Se trata de una regulación, no obstante, que no será nada fácil de poner en
práctica, ni siquiera para "Terminator", ya que los estados -entre ellos
Illinois y Michigan, además de California- se enfrentan a una poderosa industria
que se refugia en la libertad de expresión.
"Los vídeo-juegos son una forma de expresión artística, igual que otras
formas de expresión protegida, como las películas, los libros y la música",
señaló la Asociación de Software de Entretenimiento en octubre.
El presidente de esta asociación, Doug Lowenstein, alabó la decisión de los
tres grandes para establecer voluntariamente este control.
"El jugador medio tiene ahora 30 años, y nuestra industria crea contenido
apropiado para una amplia variedad de audiencias (...), igual que hay programas
televisivos, películas y libros para gentes con diferentes intereses y gustos",
dijo Lowenstein en un comunicado.
El mayor escándalo en lo que a vídeo-juegos se refiere se produjo este
verano, cuando los fabricantes del súper ventas "Grand Theft Auto: San Andreas"
retiraron el producto de buena parte de las tiendas de EEUU a causa de su
contenido sexual "escondido".
En este caso, no fue la sangre a borbotones lo que frenó las ventas
millonarias del producto, sino unas imágenes de contenido sexual, bastante
blandas para la mentalidad europea pero escandalosas para ciertos sectores de la
conservadora EEUU con mayor peso en los centros de decisión. Una muestra de este
"deslizamiento" hacía la derecha de esta sociedad es el hecho de que la campaña
en contra de este videojuego fuera protagonizada por la senadora y ex primera
dama Hillary Clinton, "peso pesado" del Partido Demócrata y también,
"protagonista involuntaria" de escándalos sexuales de mayor gravedad del que los
jugadores pueden encontrarse en este tipo de productos. |