Tanto Intel como Microsoft deben gran parte de lo que son a su alianza
inicial con IBM. Los primeros PCs que llegaron al mercado destacaban por su
procesadores fabricados por Intel y el sistema operativo desarrollado por
Microsoft, ¿quien iba a decirle al gigante azul que su apuesta por dos jóvenes
empresas iba a desembocar en la creación de sendos imperios que marcarían el
rumbo de la sociedad del conocimiento?.
Para Intel, todo empezó en los meses de junio de 1978 y de 1979. Fechas en las
que respectivamente, hacían su aparición los microprocesadores 8086 y 8088, que
conformarian el "motor" sobre el que rodaban los denominados IBM PC,
precursores de los actuales ordenadores y que fueron todo un éxito de ventas a
pesar de su coste "prohibitivo" en aquellos momentos.
El éxito fue tal, que Intel fue nombrada por la revista "Fortune"
como uno de los mejores negocios de los años setenta. De los dos procesadores,
el más potente era el 8086, con un bus de 16 bits (por fin), velocidades de
reloj de 5, 8 y 10 MHz, 29000 transistores usando la tecnología de 3 micras y
hasta un máximo de 1 Mega de memoria direccionable. El rendimiento se había
vuelto a multiplicar por 10 con respecto a su antecesor, lo que suponía un
auténtico avance en lo que al mundo de la informática se refiere. En cuanto al
procesador 8088, era exactamente igual a éste, salvo la diferencia de que
poseía un bus de 8 bits en lugar de uno de 16, siendo más barato y obteniendo
mejor respaldo en el mercado.
En el año 1982, concretamente el 1 de febrero, Intel daba
un nuevo vuelco a la industria con la aparición de los primeros 80286. Como
principal novedad, cabe destacar el hecho de que por fin se podía utilizar la
denominada memoria virtual, que en el caso del 286 podía llegar hasta 1 Giga.
También hay que contar con el hecho de que el tiempo pasado había permitido a
los ingenieros de Intel investigar más a fondo en este campo, movidos sin duda
por el gran éxito de ventas de los anteriores micros. Ello se tradujo en un bus
de 16 bits, 134000 transistores usando una tecnología de 1.5 micras, un máximo
de memoria direccionable de 16 Megas y unas velocidades de reloj de 8, 10 y 12
MHz. En términos de rendimiento, podíamos decir que se había multiplicado entre
tres y seis veces la capacidad del 8086, y suponía el primer ordenador que no
fabricaba IBM en exclusiva, sino que otras muchas compañías, alentadas por los
éxitos del pasado, se decidieron a crear sus propias máquinas. Como dato
curioso, baste mencionar el hecho de que en torno a los seis años que se le
concede de vida útil, hay una estimación que apunta a que se colocaron en torno
a los 15 millones de ordenadores en todo el mundo.
Microsoft también juega
El año de 1985 es clave en la historia de los procesadores. El 17
de octubre Intel anunciaba la aparición del procesador 80386DX, el
primero en poseer una arquitectura de 32 bits, lo que suponía una velocidad a
la hora de procesar las instrucciones realmente importante con respecto a su
antecesor. Dicho procesador contenía en su interior en torno a los 275000
transistores, más de 100 veces los que tenía el primer 4004 después de tan sólo
14 años. El reloj llegaba ya hasta un máximo de 33 MHz, y era capaz de
direccionar 4 Gigas de memoria, tamaño que todavía no se ha superado por otro
procesador de Intel dedicado al mercado doméstico.
En 1988, Intel desarrollaba un poco tarde un sistema sencillo de actualizar los
antiguos 286 gracias a la aparición del 80386SX, que sacrificaba el bus
de datos para dejarlo en uno de 16 bits, pero a menor coste.
Estos procesadores irrumpieron con la explosión del entorno gráfico Windows,
desarrollado por Microsoft unos años antes, pero que no había tenido la
suficiente aceptación por parte de los usuarios. También había habido algunos
entornos que no habían funcionado mal del todo, como por ejemplo el Gem 3, pero
no es hasta este momento cuando este tipo de entornos de trabajo se
popularizan, facilitando la tarea de enfrentarse a un ordenador, que por aquel
entonces sólo conocíamos unos pocos. Windows vino a ser un soplo de aire fresco
para la industria, pues permitió que personas de cualquier condición pudiera
manejar un ordenador con unos requerimientos mínimos de informática.
Y si esto parecía la revolución, no tuvimos que esperar mucho
para que el 10 de abril de 1989 apareciera el Intel 80486DX, de nuevo
con tecnología de 32 bits y como novedades principales, la incorporación del
caché de nivel 1 (L1) en el propio chip, lo que aceleraba enormemente la
transferencia de datos de este caché al procesador, así como la aparición del
co-procesador matemático, también integrado en el procesador, dejando por tanto
de ser una opción como lo era en los anteriores 80386. Dos cambios que unido al
hecho de que por primera vez se sobrepasaban el millón de transistores usando
la tecnología de una micra (aunque en la versión de este procesador que iba a
50 MHz se usó ya la tecnología .8 micras), hacía posible la aparición de
programas de calidad sorprendente, entre los que los juegos ocupan un lugar
destacado.
Se había pasado de unos ordenadores en los que prácticamente cualquier tarea
compleja requería del intérprete de comandos de MS-DOS para poder ser
realizada, a otros en los que con mover el cursor y pinchar en la opción
deseada simplificaba en buena medida las tareas más comunes. Por su parte,
Intel volvió a realizar, por última vez hasta el momento, una versión de este
procesador dos años después. Se trataba del 80486SX, idéntico a su hermano
mayor salvo que no disponía del famoso co-procesador matemático incorporado, lo
que suponía una reducción del coste para aquellas personas que desearan
introducirse en el segmento sin necesidad de pagar una suma elevada.
Sin embargo, y por primera vez Intel se sentía acosado por nuevos
competidores que aprovechaban el crecimiento del mercado para introducir
procesadores más económicos y con una potencia semejante. Una firma veterana,
AMD, se valió de un acuerdo firmado con Intel para lanzar "clónicos" de los
populares 386 Y 486 a precios más económicos. Esto era posible debido al
acuerdo de intercambio de licencias y tecnología que ambas firmas firmaron a
principios de los 80 y que les permitía convivir en buena lid en un mercado que
no era tan feroz como el actual y donde las ventas, aunque importantes, eran
limitadas a determinados mercados.
Con la llegada de los procesadores 386 y posteriormente la familia 486, el
mercado de ordenadores de sobremesa se disparo y se inició la entrada del
ordenador al hogar lo que supuso multiplicar por decenas las ventas que hasta
en ese momento realizaban los fabricantes. Uno de los
grandes éxitos de AMD fue el procesador Am486 que conseguía una velocidad, tanto
en bus como en procesador, de 40 Mhz. Intel se quedo anclado en sus dos
versiones con bus de 25 y 33 Mhz para sus modelos de 50 y 66 Mhz
respectivamente, una "velocidad inferior" a la conseguida por su competidor.
AMD disfrutó siempre de esta ventaja, su bus de datos ha sido mucho tiempo más
rápido, y los entendidos sabían que la potencia del procesador no sólo se basa
en la velocidad del micro.
También otra empresa, Cyrix plantaba cara a Intel. Apostó
por el mercado de modelos económicos y también por ordenadores portátiles,
arañando parcelas a Intel, que ya estaba preparando lo que debía ser la nueva
generación de procesadores, más potentes y con mayores capacidades multimedia.
Llega el Pentium
Con el nuevo procesador, Intel sacudió el mercado. En sus anuncios iniciales la
compañía afirmaba que esta nueva gama de procesadores multiplicaría de forma
general por cinco los rendimientos medios de los 80486. La prensa de todo el
mundo auguraba un gran futuro para el nuevo procesador que fue inicialmente
conocido como 586 y después P5, hasta que se desvelo su nombre
definitivo.
Estos procesadores pasarán a la historia por ser los primeros a los que Intel no
los bautizó con un número, y sí con una palabra. Esto era debido a que otras
compañías dedicadas a la producción de procesadores estaban utilizando los
mismos nombres puesto que no se podía registrar una cadena de ellos como marca,
y por lo tanto, eran de dominio público. De modo que a Intel no le quedó más
remedio que ponerle una palabra a su familia de procesadores, que además, con el
paso del tiempo, se popularizó en los Estados Unidos de tal forma, que era
identificada con velocidad y potencia en numerosos cómics y programas de
televisión. Estos procesadores que partían de una velocidad inicial de 60 MHz,
han llegado hasta los 200 MHz, algo que nadie había sido capaz de augurar unos
años antes.
Con una arquitectura real de 32 bits, se usaba de nuevo la
tecnología de .8 micras, con lo que se lograba realizar más unidades en menos
espacio (ver recuadro explicativo). Los resultados no se hicieron esperar, y las
compañías empezaron aunque de forma tímida a lanzar programas y juegos
exclusivamente para el Pentium, hasta el punto que en este momento quien no
posea un procesador de este tipo, está seriamente atrasado y no puede trabajar
con garantías con los programas que actualmente hay en el mercado. Algo que ha
venido a demostrar la aparición del nuevo sistema operativo de Microsoft Windows
95, que aunque funciona en equipos dotados de un procesador 486, lo hace sin
sacar el máximo partido de sus funciones.
Para atajar la competencia de AMD, Intel protegió con patentes todo el
procesador. De repente AMD se quedo sin un procesador que hiciera frente a la
demanda de los Pentium y renovó sus 486 hasta multiplicarlos por 4, aunque el
mercado quería Pentiums y no "trasnochados" 486.
La
respuesta fue el K-5. Un procesador que llego meses más tarde al mercado
y que además presentaba algunos fallos importantes en su nucleo. A la
desesperada, AMD engañó a algunos usuarios con un nombre de procesador que
incluía una velocidad que no era la real. En esta época de 1992-1996, Pentium
ganó una popularidad desbordante, Internet surgía y el márketing (y el
rendimiento) de Intel hundía a AMD
Pentium Pro y Pentium II
La
aparición, el 27 de marzo de 1995, del procesador Pentium Pro supuso para los
servidores de red y las estaciones de trabajo un aire nuevo, tal y como
ocurriera con el Pentium en el ámbito doméstico. La potencia de este nuevo
procesador no tenía comparación hasta entonces, gracias a la arquitectura de 64
bits y el empleo de una tecnología revolucionaria como es la de .32 micras, lo
que permitía la inclusión de cinco millones y medio de transistores en su
interior. El procesador contaba con un segundo chip en el mismo encapsulado, que
se encargaba de mejorar la velocidad de la memoria caché, lo que resultaba en un
incremento del rendimiento sustancioso. Las frecuencias de reloj se mantenían
como límite por arriba en 200 MHz, partiendo de un mínimo de 150 MHz.
Posteriormente, Intel unifico las prestaciones del Pentium Pro con las del MMX
para sacar al mercado el Pentium II, en una carrera alocada que el fabricante
(junto a sus competidores) protagonizaron hasta el último de los Pentiums, el IV
con una velocidad de 3 GHZ.
Del Pentium III al IV
Mientras Intel se confiaba, nacía NexGen, una nueva compañía que, aunque
primeriza, creó un procesador espectacular para la época, aunque para nada
conocido por culpa de su forma de conectarse a la placa que limitaba su
difusión. La jugada de AMD le salvó la vida comercial. Compró NexGen, sus
patentes, y mejoró sus diseños en la medida de lo posible. Así consiguió el K-6,
un chip que superaba a Pentium, Pentium MMX e incluso se acercaba al Pentium II.
Un impresionante despliegue para redescubrir la marca en el mercado hizo el
resto.
AMD
K6-2 fue un bombazo en el mercado, que compitió con Pentium II e incluso los
primeros Pentium III. Los problemas de fabricación hicieron que AMD no pudiera
continuar la racha con k-6 III, que no fue ni de lejos tan popular como su
antecesor. Pentium jugó con varias posibilidades para hacerle frente, como la
salida al mercado de Celeron, un micro de gama baja sin memoria caché que
reducía espectacularmente el rendimiento del procesador, aunque se vendiera a
unos Mhz (que no velocidad) mayores. Tuvo que arreglar el desaguisado, porque
los pésimos resultados dejaron en ridículo a la compañía, incorporando una
pequeña caché en las versiones posteriores.
AMD sigue llamando a sus procesadores Athlon, y ya llegan a los 3GHZ,
mientras que Intel sigue con su P4, incorporando mejoras como
HiperThreading y EE.
AMD registraba pérdidas, sus éxitos no compensaban sus fracasos y
la cuota de mercado se resistía. Necesitaba un golpe de efecto para seguir viva,
y lo consiguieron con Athlon (y su versión de bajo coste Duron). Fue un
procesador superior a los de Intel en muchos aspectos. Pentium III reaccionó
rápido y ambas empresas protagonizaron una interesante carrera por llegar al Ghz
de velocidad. Intel se daba cuenta de la superioridad de AMD y presionaba a los
fabricantes de placas para que no crearan placas compatibles con el nuevo
sistema de conexión que introdujo AMD.
Mirando hacia delante, los caminos se separan. La arquitectura de
los procesadores, la manera de crearlos, su "filosofía", ha evolucionado hacia
los 64 bits. Ahora Intel decide que existe otra manera de hacer las cosas que
rompe con todo lo conocido hasta el momento. AMD cree que es posible dar una
nueva vuelta de tuerca a la arquitectura x86, presentando una nueva generación
de este tipo de procesadores que ha acompañado siempre a los PC.
Con información procedente de Sergio de los Santos y Orbita |