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Agencias - Por si cabía alguna duda de que Google es la compañía de
moda, una encuesta difundida en diciembre colocaba al buscador como la empresa
de tecnología más prominente, por delante de gigantes como Microsoft o Sony y a
la altura de empresas legendarias como Coca-Cola.
El buscador ha calado en la conciencia y el vocabulario de hoy, y el "googling"
o cualquiera de sus variantes forma parte del pan de cada día de cualquier
internauta del mundo.
Por todo ello, cuesta pensar en Google como una compañía que nació hace menos
de diez años de la mano de dos estudiantes universitarios en un garaje de
Silicon Valley, y todavía más que creciese de la nada a los miles de millones
de dólares en una década en la que otras "puntocom" se dieron un gran batacazo.
Su historia se narra en titulares de periódicos, el enjambre de bitácoras
personales dedicadas en exclusiva a la multinacional y, más recientemente, en
el nuevo libro del periodista estadounidense David A. Vise, titulado
"The Google Story", traducido ya a varios idiomas.
Expertos consultados por EFE creen que la compañía de Sunnyale, en California,
tiene cuerda para rato, incluida la extraordinaria recompensa que ha recibido
este año en Wall Street.
Hellen Omwando, analista de la consultora Forrester, recuerda que
Google ha conseguido hacer de las búsquedas una "característica crítica" de la
red y redefinir la publicidad "online".
El buscador "continuará imponiendo el ritmo de innovaciones en los servicios
online durante los próximos uno o dos años", opina Omwando.
Para Joe Bartlett, fundador de la firma de análisis VC Experts,
se trata de un fenómeno difícilmente comparable con nada más, ni siquiera con
lo ocurrido cuando el "boom" de Internet alcanzó su cúspide.
El propio Ray Ozzie, el gurú de Internet al que Microsoft fichó este año
para que se hiciese cargo de los servicios a través de la web del gigante
informático, tuvo palabras elogiosas para la compañía este otoño, cuando
reconoció que "todos hemos aprendido bastante de Google".
No todo es positivo Al margen de competidores tradicionales como
Microsoft o Yahoo!, la empresa se ha granjeado este año nuevos enemigos con el
que quizá sea su proyecto más ambicioso, la biblioteca digital.
Este proyecto, que aspira a reunir en un catálogo online al que se podrá acceder
desde cualquier parte del mundo 15 millones de ejemplares, le ha supuesto varias
demandas legales por parte de la Asociación de Autores de EEUU y de importantes
grupos editoriales que argumentan que la compañía viola los derechos de
propiedad intelectual.
Su creciente hegemonía asusta también por otras razones.
La empresa tiende a mantener el "estatus quo": si un sitio es popular, Google lo
hace todavía más popular, hasta el punto de que se le ha tachado de "motor de
conformismo social". Sea como fuere, su reinado no va a durar para siempre.
Sus enemigos, por lo pronto, no se están durmiendo en los laureles: "Google
se enfrentará a competición muy seria de cuatro empresas, MSN/Microsoft, Yahoo!,
eBay y Amazon. Todos ellos darán la clave de la nueva generación de servicios
por Internet", señala Omwando.
El fenómeno Apple Google compartió protagonismo, en lo que a tecnología
se refiere (aunque obviamente de muy distinto calado) con Apple.
Con un 70 por ciento del mercado, su tienda de música y vídeo online iTunes es
líder indiscutible en el mercado.
Mientras tanto, y espoleados por una poderosa campaña de publicidad, los
auriculares blancos de los iPod se han convertido en un elemento más de la
indumentaria urbana como no se había visto desde los tiempos de los "walkman".
Este otoño Apple dio un paso más allá y lanzó nuevos iPod capaces de reproducir
material audiovisual y, gracias a un acuerdo con las cadenas de televisión ABC y
NBC, también populares programas televisivos a la venta en iTunes por dos
dólares la unidad.
Se trata de los primeros indicios de una revolución en el mundo televisivo que
podría encontrarse ya a la vuelta de la esquina.
Y es que, si algunos definen a Google como "la navaja suiza de la
recuperación de la información", de Apple podría decirse lo propio con la
música digital. |