(EFE).- Hasta el domingo los artistas de Hollywood podrán hacer lo que se les
da mejor: soltarse la melena y vivir de fiesta en fiesta para celebrar una nueva
edición de los Oscar.
El programa de actos es más largo que la lista de candidatos y, aunque es
humanamente imposible asistir a todos, lo importante es recibir las
invitaciones.
Porque estos días la importancia de una estrella se mide no tanto por sus
aspiraciones al Oscar, sino por el número de fiestas a las que está invitada.
Siempre es bueno sentirse querido.
Con este espíritu en mente, la ceremonia de entrega de los galardones, prevista
para el domingo a las 17.30 hora local (01.30 GMT del lunes), es la excusa para
la diversión.
Y la gran pregunta no es el resultado de las votaciones de la Academia sino la
amenaza de lluvia.
¿Lloverá el domingo? No parece, pero por si acaso la Academia aún tiene la
alfombra roja cubierta de un plástico, protección que piensa quitar el viernes
"si el tiempo lo permite".
Lo mismo ocurre con las gigantescas estatuas del Oscar de más de dos metros de
altura que adornan las inmediaciones del teatro donde se entregan los premios y
que están cubiertas de plástico para que la lluvia, si hace acto de presencia,
no desluzca su brillo.
Al mal tiempo buena cara y con sol, lo más probable, o lluvia, si el clima no
colabora, todo Hollywood está listo para ir de fiesta.
Las fiestas más importantes del domingo -a las que toda estrella que se precie
tiene que estar invitada- son el baile de los gobernadores, la fiesta que
organiza la revista "Vanity Fair" y la que convoca el músico británico
Elton John.
La primera es la invitación oficial de la Academia a sus candidatos y miembros.
Se prevé que a esta fiesta asistan un total de 1.600 invitados, que por undécimo
año consecutivo prueben las delicias de Wolfgang Puck y sus "oscarcitos" de
chocolate, mientras la inocencia de Renee Olstead, de quince años, les canta
temas de toda la vida como "Someone To Watch Over Me".
Por donde hay que pasarse obligatoriamente es tanto por el Mortons, lugar
de la fiesta de "Vanity Fair", como por el Pacific Design Center, donde Elton
John ha trasladado este año un convite demasiado grande como para seguirlo
haciendo en su casa.
Además de servir de excusa para lucir el palmito, la fiesta de Elton John
también sirve para recaudar fondos en favor de la lucha contra el sida, una
causa benéfica que alegrarán los 140 adornos de cristal Swarovski que decorarán
las mesas.
Las estrellas llegarán a estos ágapes ya entrenadas, porque durante toda esta
semana en Hollywood no hay velada sin jolgorio.
Entre ellas destaca la celebración de la firma automovilística General Motors,
que celebró la cuarta edición de su fiesta "Ten" donde, como decía la película
del mismo título, se juntó la gente "Diez" en la escala de belleza de Hollywood.
Ahí estuvieron candidatos como Jamie Foxx y Catalina Sandino Moreno, reconocidos
juerguistas como los directores-actores Quentin Tarantino y Dennis Hopper o
simplemente estrellas como Tom Cruise, centro de todos los cotilleos cuando se
marchó acompañado de la modelo y belleza colombiana Sofía Vergara.
Además, Leonardo DiCaprio utiliza hoy su candidatura como excusa para celebrar
la conservación de la Naturaleza en la fiesta "Rock the Earth" que organiza
junto con el grupo Global Green.
También hoy los candidatos italianos se decantarán por la pasta de "Spago"
y la revista "Ebony" festeja la gran representación de los actores
negros en los Oscar con una fiesta titulada "Harlem in Hollywood", que
está prevista en el "Crustacean".
El ritmo continuará el viernes donde la Coalición Nacional de los Medios
Hispanos entregará sus galardones "Impact" en el hotel Regent
Beverly Wilshire, a la que asistirán los numerosos candidatos hispanos al
Oscar de esta edición.
Entre ellos estarán la colombiana Catalina Sandino, el guionista puertorriqueño
José Rivera y el cantante uruguayo Jorge Drexler.
Una inacabable lista de fiestas que no está dispuesta a ofrecer un momento de
respiro a las estrellas.
Los que quieran un poco de tranquilidad siempre puede recurrir a lugares como
"Mr. Chow", un restaurante más de Los Angeles que no forma parte de los
festejos del Oscar pero que es uno de los antros favoritos de George Clooney o
Elizabeth Taylor.
Quizá por eso ha visto entre sus paredes a más de una estatuilla de estrellas
que, como Gwyneth Paltrow, huyeron de los flashes y de los paparazzi y quisieron
celebrar el premio en familia, con una buena cena y, sobre todo, con mucha
tranquilidad.
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