Agencias - El diario de mayor circulación en Dinamarca,
Jyllands-Posten, desató la controversia en septiembre al publicar 12
caricaturas del profeta, entre ellas una que mostraba su turbante como si fuera
una bomba. Su circulación diaria entre semana de unos 154.000 ejemplares no ha
variado mucho.
Sin embargo, para periódicos en Francia y Noruega que reimprimieron los dibujos
en medio de gran escándalo internacional, en ocasiones en defensa de la libertad
de expresión, las caricaturas se han convertido en un impulso a la imagen de las
publicaciones y un reconstituyente para las ventas deslucidas. El
semanario satírico francés "Charlie Hebdo" consiguió el pasado jueves superar
todos los récords de su historia al vender 400.000 ejemplares de su especial
dedicado a las caricaturas de Mahoma. Si hay una lección, ésta
ya es vieja: la controversia vende. ¿Racismo?
Para Mohamed Bechari, vicepresidente del Consejo Francés de la Fe
Musulmana (la mayor organización islámica del país) el aumento de las ventas
es fruto de la curiosidad que han despertado entre la población estas
caricaturas.
Aunque seguidamente lanzo un consejo a los diarios. "Los
periódicos que se enfrentan a la ruina, la bancarrota o el colapso: Todo lo que
tienen que hacer es insultar a los musulmanes y al islam, y sus ventas subirán
enormemente", dijo Bechari a The Associated Press durante una conferencia de
prensa en París sobre la promoción del diálogo entre Occidente y el mundo
musulmán, a la que se convocó en respuesta al escándalo por las caricaturas.
Para otros expertos y comunicólogos el éxito de estas ediciones no tiene nada
que ver con el racismo como pretenden los líderes islamistas sino en la larga
tradición europea de satirizar e ironizar sobre temas religiosos, "algo que
siempre ha vendido". |