Agencias - La gran cita musical televisada en Estados
Unidos, que tuvo lugar el miércoles, ofreció sobre su tarima un menú estelar:
Madonna, más que en forma a sus 47 años, leyendas de la música como Paul
McCartney y nuevos talentos como John Legend, entre otra decena de artistas
destacados. Pero la publicación de los índices de
audiencia al día posterior cayó como un balde con agua fría: la gala transmitida
por la cadena CBS fue vista por un promedio de 17 millones de personas, una
cifra inferior a la de los telespectadores del reality de FOX American Idol,
dirigida al mismo público. Este resultado, que marca
una baja de 10 por ciento en relación a la ceremonia 2005, es el más flojo para
los Grammy desde que la audiencia comenzó a medirse en 1977. En 1984, más de 50
millones de personas vieron la ceremonia, con un Michael Jackson que estaba en
la cima de la gloria. Este desinterés también es una
señal de alarma para las casas disqueras, que lo apuestan todo a este maratón de
3 horas y media en televisión para dar a conocer sus ''novedades'' artísticas al
gran público, remarcó Jerry Del Colliano, especialista de la industria musical y
profesor en la Universidad de California del Sur (USC).
De acuerdo a este experto, ''no se pueden ver los Grammy sin
pensar en el desamparo de la industria musical, que le está costando mucho
encontrar su mercado'', en momentos que la generación que creció con Internet
comienza a tener los medios para consumir. 'Aquellos
que llamamos la `generación Y', que siempre tuvo acceso a Internet para comprar
música, o robarla, posee sus comunidades virtuales'' y no es tan sensible como
sus mayores a la influencia de los programas de variedades, explica Del Colliano.
Ejemplo de esta tendencia es MySpace.com, un sitio que
reivindica varias decenas de millones de usuarios y que permite a los
internautas compartir sus opiniones y pasiones, especialmente sobre solistas o
bandas musicales. El desarrollo potencial de este tipo
de sitios, de los blogs así como de los foros están dando nacimiento a una
cultura limpia, que ignora los circuitos clásicos del mercadeo y de la
publicidad, agregó el profesor universitario. Esta es
una de las razones que explican que los ingleses de Arctic Monkeys y los
estadounidenses de Clap your hands say yeah, dos revelaciones del 2005, se
dieran a conocer incluso antes de haber firmado con una casa disquera,
beneficiándose de las recomendaciones por el método de boca en boca de
cibernautas. ''Creo que los jóvenes de hoy prefieren
definir ellos mismos su cultura musical'', indicó de su lado David Stewart,
profesor de mercadeo en la USC y especialista del comportamiento de los
consumidores.
''La forma tradicional de dar a conocer a un grupo, de pasarlo por la radio y
llevarlo a los Grammy ya no funciona más en la era de Internet, de los mp3 y del
iPod'', sentencia. De acuerdo con la Federación
Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI), 420 millones de canciones
fueron bajadas legalmente en el mundo en el 2005, y aunque la porción del
mercado digital seguía siendo de sólo de 6 por ciento, se ha duplicado. Hoy se
venden 100 iPod por minuto. La revolución digital
también ha provocado una dispersión de la demanda, los consumidores ya no están
obligados a comprar un disco entero, señala Stewart: ``En la época de los
Beatles, los jóvenes compraban los discos por los artistas. Hoy compran
simplemente la música''.
|