Horié, de 33 años, fue inculpado al mismo tiempo que otros tres altos
ejecutivos de Livedoor, el director financiero, Ryoji Miyauchi, el
vicepresidente, Fumito Okamoto, y el director ejecutivo, Osanari Nakamura.
Los cuatro están acusados de haber difundido en octubre de 2004 falsas
informaciones para engañar a los inversores de Livedoor, anunciando la puesta en
marcha de una subasta pública de intercambio de acciones de una sociedad que ya
había sido comprada secretamente por el grupo.
Esta infracción puede ser castigada con hasta cinco años de prisión.
El escándalo Livedoor provocó un caos sin precedentes en la Bolsa de Tokio y
puso en una situación muy delicada al primer ministro, Junichiro Koizumi, que
hizo de Horié un símbolo de sus reformas además de apoyar su candidatura para un
cargo de diputado en septiembre de 2005.
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