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Un gran número de clientes del banco Citibank sufren en carne propia lo que los
expertos en seguridad informática llaman el “peor robo de la historia”.
Todo comenzó la semana pasada, cuando clientes de la entidad en los Estados
Unidos, el Reino Unido y Canadá trataron de hacer transacciones con sus tarjetas
de débito, encontrándose con que no podían.
Llamaron al banco y desde allí les explicaron que había ocurrido un importante
ataque y que sus tarjetas estaban bloqueadas. Fue en esos días que los medios
internacionales empezaron a hacerse eco de lo sucedido. Las culpas recaían sobre
los códigos PIN y las bandas magnéticas de las tarjetas de débito, información
que había sido robada durante una intrusión informática.
Finalmente así fue y el hecho por el que ya fueron arrestadas 14 personas en los
Estados Unidos está considerado como uno de los más importantes de la historia.
Esta es la primera vez en que delincuentes cibernéticos lograron apoderarse de
una importante cantidad de datos de tarjetas de débito y usarla para robar
fondos de los clientes en bancos de tres países distintos. Según reportan en
EE.UU., aparecieron gastos en Gran Bretaña, España, Pakistán y Rumania.
La analista Avih Litan, de la prestigiosa consultora Gartner, dijo al respecto
que el hackeo al Citibank es ”el peor de la historia” y que lo sucedido es ”sólo
la punta del témpano”. En declaraciones al sitio web TechWeb, dijo que ese no es
el único banco implicado en el caso: Bank of America, Wells Fargo, Washington
Mutual y otros más pequeños de Oregon y Pennsylvania debieron reemplazar las
tarjetas de sus clientes.
En un principio los investigadores no entendían bien qué estaba sucediendo ya
que los fraudes informáticos suelen hacerse con tarjetas de crédito. Las de
débito poseen la protección extra del código PIN, el número secreto que debería
hacerlas más seguras.
Pero evidentemente vivimos en tiempos en donde la informática parece no tener
fronteras. Las informaciones obtenidas por medios internacionales indican que
los hackers lograron entrar al sistema en donde se almacenan los códigos PIN
cifrados junto con los demás datos de las tarjetas de débito.
Al poseer esa información los delincuentes no sólo pudieron hacer copias de las
tarjetas de débito y sacar dinero de los cajeros sino también realizar cualquier
compra que desearan.
”Es el peor ataque que vimos, no sólo debido a su alcance sino también porque
afecta a las tarjetas de débito, que deberían ser inmunes ante este tipo de
ataques”, agregó Litah al sitio informativo TechWeb.
Por ahora no existen cifras concretas sobre el monto robado por los
delincuentes, pero se calcula que fueron capaces de fabricar miles de tarjetas
falsas y retirado millones de dólares antes de ser detectados la semana pasada.
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