Angel Cortés - Eran casi las diez de la noche cuando una llamada me alertó de
que Carlos Sánchez Almeida había decidido poner fin a un ciclo, el de la defensa
de los ciberderechos a través de internet.
No me lo podía creer. Leí el contenido de su conferencia en Kritptopolis y
descubrí el cansancio de uno de los internautas que más se ha significado en
nuestro país en la defensa de los derechos y libertades.
He de confesar que siento una gran admiración por Carlos Sánchez Almeida, como
persona y como abogado. Es de las pocas personas que en este país tienen un
profundo conocimiento sobre todo lo relacionado con la propiedad intelectual
(junto con su socio Javier Maestre y su oponente Xavier Ribas) y que no se ha
dejado seducir por esa demagogia empalagosa que ha abducido a una parte de la
internet española.
Lamentablemente la red se ha llenado de parlanchines de feria, vendedores de
formulas milagrosas, oradores y escritores que tras sus grandes frases y
excelentes discursos solamente buscan llenar su ego y aumentar el peso de las
monedas en sus bolsillos. Creative Commons, software y conocimiento libre,
ciberderechos, Web 2.0... son para estos individuos meros reclamos para obtener jugosas
subvenciones o participar como orador en las múltiples conferencias que sobre
estos temas se vienen realizando en nuestro país y en el extranjero.
Pero la verdad, es que Carlos sabe que esa internet a la que critica es una
parte muy minúscula de la red española aunque con una fuerte vinculación con
ciertos lobbys periodísticos y universitarios y que nada tiene que ver con los
que sinceramente defienden estas ideas .
Carlos Sánchez Almeida cierra un ciclo, pero no deja la red. Se dedicará a lo
que mejor sabe hacer, defender a esa otra internet, la real y mayoritaria,
formada por más de diez millones de usuarios y miles de pequeñas empresa.
Y cada sentencia favorable que arranque en un juzgado, será un granito de arena
en la defensa de la libertad de los ciudadanos. De eso, estoy seguro. |