El delito que se les imputa es conocido como Phising, que consiste en la
adquisición de datos sensibles de terceros (contraseñas, números de tarjetas de
créditos, identidades, etc.) mediante sitios webs o mensajes de correo
electrónico falsos. Los acusados son oriundos de Reino Unido, España, Francia,
Alemania, Austria, Marruecos, Egipto y Suecia.
La principal consecuencia de esta práctica reside en que le está restando
confianza al comercio electrónico y al homebanking, ya que las víctimas
preferidas son los clientes de bancos estadonidenses y los usuarios de E-Bay.
Sin embargo, es difícil conocer de dónde provienen los ataques, pues se producen
desde computadoras que poseen programas que "disfrazan" su ubicación real.
La campaña legal de Microsoft se encuentra dentro del programa Global Phishing
Enforcement (GPEI), que combate el fraude por internet y que ha logrado
desmantelar casi 5.000 sitios en todo el mundo. Bernhard Otupal, agente de
Interpol, afirmó que "cualquier empresa que utilice lícitamente los datos de sus
clientes puede ser atacada".
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